En el Instituto de Ingeniería (II) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se desarrolló un ladrillo ecológico mediante un proceso sustentable. Para su fabricación se utilizan residuos de construcción como materia prima y energía solar para el secado, en vez de la cocción tradicional en ladrilleras. De acuerdo con estimaciones de su creadores, son más resistentes y económicos que los convencionales.

De producirlo industrialmente y comercializado ayudaría a reciclar residuos de las miles de obras civiles en México. En la capital del país se envían a reciclaje mil de las 7 mil toneladas que se generan al día, refirió la investigadora María Neftalí Rojas Valencia.

La demanda de ladrillos es de 279.6 millones piezas en cada una de las entidades federativas, parte de la cual podría cubrirse con los ecoladrillos universitarios. Este desarrollo contribuiría a mitigar ciertos problemas ambientales, como la sobrexplotación de bancos de materiales vírgenes y la contaminación atmosférica, pues el secado del ecoladrillo no genera emisiones, como la cocción de tabique en hornos: en México, 16 mil 953 productores artesanales queman diferentes combustibles que emiten gases de efecto invernadero.

El ecoladrillo está hecho con restos de excavaciones (arcilla), residuos de la tala y de construcción triturados, integrados por un aditivo natural: una mezcla de agua con mucílago de nopal.

Otra ventaja es que se trata de un excelente aislante térmico, por lo que su empleo en casas y edificios permitiría reducir la demanda de energía.

El ecoladrillo en tamaño estándar del tabique rojo o en otras medidas, se puede usar en muros interiores y en construcciones exteriores utilizando como recubrimiento un acabado convencional. Y el metro cuadrado de construcción con el ecológico cuesta 84.17 pesos, mientras el de tabique rojo es de 195.84.

Este ladrillo se puede hacer con los residuos de construcción de una casa, hasta grandes edificaciones, al reutilizar adecuadamente los residuos que se generan en una obra. Esta tecnología se encuentra en proceso de patente y se espera, en un futuro no muy lejano, que pueda ser aplicada en todas las cimentaciones que lo requieran.