Ante el incremento de la inseguridad en colonias de la delegación Iztapalapa, los habitantes han formado comités de seguridad y continúan colocando mantas para advertir a los delincuentes de la zona que de ser sorprendidos serán entregados a las autoridades o apaleados.

De acuerdo con cifras del primer semestre de este año de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), la delegación Iztapalapa es la que tiene el mayor porcentaje de delitos de alto impacto.

Con un total de 12 mil 634 delitos en esta demarcación, 27 por ciento fueron de alto impacto, mientras Cuauhtémoc, que es la delegación con más delitos, con un total de 12 mil 809, sólo 13 por ciento correspondieron a delitos que más impactan a la ciudadanía.

En las calles del barrio Santa Bárbara se observan varias mantas de advertencia a los delincuentes y otras despliegan los números telefónicos de los jefes de cuadrante y las bases policiacas de la zona.

Como publicó este diario, los habitantes de las colonias Plan de Ayala, El Manto, Molinito y El Arbolito también han colocado mantas con leyendas que van desde las moderadas: A cualquier persona que se sorprenda realizando ilícitos en esta calle será remitido a las autoridades, hasta las más directas y agresivas: Pinche ratero, si te agarramos robando no te vamos a remitir a las autoridades, te vamos a partir tu madre.

Desde el pasado 21 de agosto, la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal aplica el operativo Reforzamiento de Seguridad Iztapalapa.

Vecinos de Iztapalapa se organizaron para hacer frente a la inseguridad en la demarcaciónFoto Jesús Villaseca

La dependencia informó que en cuatro meses ha remitido a mil 42 personas ante el Ministerio Público por delitos como robo a negocios sin violencia, posesión de droga, lesiones culposas y robo a casa-habitación, entre otras.

Asimismo, dio a conocer que también se presentaron ante el juez cívico a 2 mil 189 personas por no respetar la Ley de Cultura Cívica, con faltas como ingerir bebidas alcohólicas en la vía pública, ejercer el comercio informal, impedir o estorbar el paso peatonal, inhalar estupefacientes y conducir en estado de ebriedad.

Sin embargo, en diferentes puntos, los testimonios sobre la inseguridad que viven proliferan. Desde los robos a transeúntes o a casas-habitación hasta balaceras, como la ocurrida a principios de diciembre junto a un módulo deportivo, donde una persona murió.

Esta situación ha obligado a la comunidad a instaurar una especie de toque de queda al caer la tarde. Andamos con temor, con miedo; tenemos alumbrado público, pero todas las lámparas están fundidas. Tampoco estamos tranquilos en nuestras casas. Imagínate que te despiertas y te das cuenta que hay un ratero, expresó una de las vecinas afectadas.

En Maple y Amalpica los vecinos también se han organizado para hacer rondas nocturnas y enfrentar a los delincuentes.