Un investigador de la UAM busca la posible influencia de los microbios que viven en los intestinos de los primates en su conducta social. Algunas estudios sugieren que los microrganismos alojados en los intestinos pueden afectar por diferentes vías la conducta normal y patológica de los organismos que los alojan. Mi objetivo es ver qué influencia tienen éstos en el comportamiento social, indica Augusto Jacobo Montiel Castro, profesor-investigador del Departamento de Ciencias de la Salud de la Unidad Lerma de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Una forma en la que podría darse la conexión entre la microbiota del intestino y el cerebro, explica, es a través de la relación entre el hipotálamo, la glándula pituitaria y las glándulas suprarrenales.

Al momento de estresarnos, por ejemplo, el cortisol puede hacer que el intestino tenga mayor permeabilidad, por lo tanto, los metabolitos que producen los microrganismos en el intestino podrían llegar a alcanzar el cerebro.

A partir de investigaciones en las que fue retirada la microbiota intestinal a ratones pudo determinarse que ante la ausencia de la misma los animales llegan a experimentar conductas de tipo ansioso o depresivo.

Montiel Castro llevará a cabo esta investigación en poblaciones de monos, tanto silvestres como en cautiverio, con el objetivo de reconocer las diferentes especies de microrganismos que se alojan en el intestino y, con ello, poder distinguir comunidades de individuos.

Quiero saber qué tanto de la microbiota con la que cuenta un individuo que vive en un grupo social se parece a la de su propio grupo y de esta manera distinguirse de otros grupos.

Refirió que con este trabajo –una vez diseñado un modelo específico– podría dar a conocer qué tanto la dieta tiene influencia en ciertas comunidades bacterianas en los intestinos y con ello mejorar la salud.

El científico podrá continuar su trabajo en virtud de que obtuvo el financiamiento del Programa para el Desarrollo Profesional Docente de la SEP.