Domingo 27 de diciembre de 2015, p. 16
En México la asignación de gasto público por deciles de ingreso no se distribuye con equidad, pues para el periodo 2008-2012 tuvo un efecto redistributivo prácticamente nulo
, por lo que la desigualdad de oportunidad se mantuvo sin alteración, señala el Informe sobre la equidad del gasto público en la infancia y la adolescencia en México, elaborado por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
En el documento, en el que destaca que la limitante temporal no debilita los hallazgos ni sus conclusiones, pues el gasto público tiene un fuerte componente inercial, se advierte que para 2012, 55.2 por ciento del gasto en desarrollo humano –salud, educación e ingreso– estaba destinado a adultos, mientras 44.8 por ciento se enfocó a niños y adolescentes.
Agrega que el factor con el mayor sesgo pro-rico
fueron las transferencias al ingreso, pues 29.1 por ciento de estos recursos beneficiaron a 10 por ciento de la población con el mayor ingreso, mientras 14.3 por ciento benefició al 10 por ciento más pobre. En cuanto al gasto público destinado a salud y educación tuvo un efecto prácticamente nulo sobre la reducción de la desigualdad
.
Primera infancia
De la población de cero a 17 años, Unicef señala que la primera infancia, es decir, aquellos menores de cinco años fue el segmento poblacional que menos transferencia recibió para impulsar su desarrollo humano, pues únicamente captó 8.8 por ciento del total.
El organismo enfatiza que no existe un canal lo suficientemente efectivo para llegar a los menores de cinco años por medio de políticas públicas, pues 27 por ciento de los niños de tres a cinco años y 60 por ciento de quienes contaban con tres años no asistía al prescolar en 2012
, mientras para los menores de esa edad no existe una oferta educativa universal y la cobertura de los programas de salud es esporádica
.
Revela que el gasto público aún está muy lejos de alcanzar su máximo potencial redistributivo, pues se detectó que en 2012 20 por ciento de los niños y adolescentes con menos ingresos para gasto en desarrollo humano debió recibir 38.6 por ciento de los recursos para mejorar sus condiciones de salud, educación e ingreso, pero sólo recibió 15.3 por ciento.
En contraste, 20 por ciento de los niños y adolescentes con mayor índice de desarrollo humano obtuvo 24.2 por ciento del gasto en desarrollo humano para ese sector de la población, cuando la distribución recomendada fue de 8.9 por ciento.