Trasnochador. Su logotipo es un gato pardo con sarcástica sonrisa, que no suástica. Se distingue por la A de anarquía. Tiene más de faquir que de pendenciero, pero igual de rebelde. Cumple 20 años.

Para algunos, este lugar puede ser tan incómodo como un trozo de tela arrancado a un traje nuevo, o como la mordida que un intruso dio al pastel de cumpleaños y que no aparece en la lista de invitados.

Es el Multiforo Cultural Alicia. Cumple dos décadas de ser un espacio de tolerancia, propositivo e incluyente, comenta Ignacio Pineda, uno de los fundadores.

Aunque en esta ocasión no habrá celebración masiva por este aniversario. “Haremos toquines como si fueran fechas normales, cosas gratuitas. Esto como una forma de regresar al público el apoyo que nos ha dado en estos años”.

No es que hayan perdido convocatoria. Ignacio detalla que uno de los motivos de ya no hacer grandes festejos es que en las fiestas anteriores se rebasaba el número de asistentes a las tocadas. Eran miles los que compraban boletos. La respuesta era increíble. Superaban nuestras expectativas y, al mismo tiempo, era imposible brindar la seguridad necesaria para que la fiesta no saliera de control”.

Recuerda que en una ocasión en que realizaron una conmemoración de esa magnitud, en otro aniversario y en un lugar más grande que el Alicia, “fue tanta la asistencia que ya no cabían en aquel recinto y varias veces derribaron las puertas de acceso. Esas cosas son impredecibles, la juventud es muy enérgica. Por eso, para evitar imprevistos, haremos toquines en este mismo sitio y con el aforo acostumbrado”.

Mundo conservador

Además de que para Ignacio no hay mucho qué festejar, porque este es un país al que los políticos y empresarios “no dejan de desbaratar. Hoy, parece mentira, en lugar de abrir más conciertos gratuitos en la calle, ya no los hacen. Les da miedo la juventud, temen a los chavos.

Estamos en un periodo conservador a escala mundial, la derecha avanza más, el mundo está desvastándose en guerras, se roban todo lo que pueden.

Cuando se fundó el Alicia estaba muy reciente el movimiento zapatista, en 1995. Recuerda que en esos años “había una subcultura que nadie pelaba, muy viva, abajo. Grafiteros, jóvenes tatuados, perforados. Nadie hacía caso a las nuevas músicas. Entonces hicimos algo como Alicia, la de la novela: nos echamos al hoyo y vimos que había todo un mundo adentro, poca madre.

Comenzamos a apoyar géneros musicales como ska, surf, rockabilly y hip hop, así como a músicos ya olvidados y estilos, como el blues o reggae. Empezamos a trabajar con todos ellos y a los pocos meses dio su primera respiración el multiforo con nuevas bandas.

Con todo eso por descubrir, dejaron de invitar a grupos famosos, porque pedían una lanísima y requerimientos imposibles.

Aunque tenemos fama de ser muy malos, en realidad no dejamos que los chavos se metan nada, aclara en referencia al supuesto consumo de drogas que en varias ocasiones han imputado las autoridades. No nos gusta que vengan a destruirse, sino hacerlos más críticos y conscientes de la situación política y cultural del país. Tampoco queremos reprimirlos.

Las paredes del Alicia también han sido parte importante de su movimiento expresivo. Todo el exterior está decorado. Antes de subir las escaleras, una virgen de Guadalupe con un paliacate cubriéndole parte del rostro le da apariencia de mujer madura y rebelde.

Todas las paredes están intervenidas porque vienen muchos jóvenes con diversas propuestas artísticas y les damos espacio.

Respecto de los rumores del cierre del Alicia, responde que no lo ve a corto plazo. Me gustaría cambiar de lugar a uno más grande, pero las rentas son caras, además de que se tienen que pagar permisos nada económicos, y hacer esto sería contraproducente, los conciertos gratuitos se acabarían. No sería fácil para nosotros hacerlo, porque los que no tienen para pagar entradas muy caras se quedarían fuera.

Situación actual

La reciente clausura del Alicia fue el pasado agosto, por incumplimientos en materia de protección civil y venta de bebidas alcohólicas, afirmó en esa ocasión Eduardo Lima, director de jurídico y de gobierno de la delegación Cuauhtémoc. Todavía están en pláticas con la Secretaría de Finanzas para el pago de la multa de 117 mil pesos, debido a la carencia de un programa interno de protección civil, entre otras irregularidades.

Ante esto, Ignacio propone que por cada delegación debería haber más centros culturales. Hay muchos artistas, no sólo músicos, sino de otras disciplinas, que no saben o no tienen dónde exponer sus obras. Darles espacio generaría un movimiento cultural impresionante en la ciudad de México, e incluso repercutiría de manera positiva a escala mundial.

Es un hecho, no haremos conciertos grandes para esta ocasión. La sociedad en el país se ha vuelto más conservadora; sobre todo las políticas culturales hacia los jóvenes son nulas. Se ha perdido el apoyo a todos los actos culturales; si no eres parte del monopolio cultural que hay en la ciudad, no te toman en cuenta.

Por tanto, nos planteamos ofrecer actividades gratuitas en estos 20 años, las cuales comenzarán el próximo enero.