Integrantes de la Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe (Catwlac, por sus siglas en inglés) lanzaron ayer una campaña para erradicar el turismo sexual, particularmente durante los Juegos Olímpicos que se realizarán en Río de Janeiro en 2016.

En el pasado Mundial de futbol, efectuado en aquella ciudad, se documentaron varios casos de venta de niñas hasta de ocho años afuera de los estadios; se pedían por ellas seis reales, lo que cuesta una cajetilla de cigarros, alertó Teresa Ulloa Ziáurriz, directora regional de la organización.

Brasil es el segundo destino mundial –después de Tailandia– en el que se ofrece una industria de viajes y prostitución de niñas, señaló Noemí Vargas, coordinadora de comunicación. Aproximadamente, 500 mil niñas y niños han sido vendidos para esos fines en el país sudamericano.

Es el quinto país más poblado y la economía más importante en América Latina, y en la región es la tercera nación más visitada, después de México y de Argentina. En la primera mitad de este año el gasto de los turistas extranjeros en Brasil ascendió a 4 mil millones de dólares.

La iniciativa Di no al turismo sexual. Comprar sexo no es un deporte, hace un llamado a la presidenta Dilma Rousseff, al Comité Olímpico Internacional y a los deportistas a asumir una posición oficial en contra del turismo sexual, informó Noemí Vargas.

Mientras algunos asisten a las distintas justas deportivas, otros turistas consumirán niñas, niños, adolescentes y mujeres en el comercio sexual, advierte la organización. Incluso, a plena luz del día salen a las playas esperando comprar sexo; por ello, piden al gobierno de Brasil respetar los tratados internacionales para abolir todas las formas contemporáneas de esclavitud, incluyendo la trata y la explotación sexual.