unque desalentadoras, las afirmaciones del gobernador Héctor Astudillo Flores muestran con realismo que la estrategia contra la delincuencia organizada es solamente de contención y no resolverá por sí misma los problemas de inseguridad, pues se requiere cambiar la forma de subsistencia de la gente que en las comunidades se dedica a la siembra de enervantes.

El Ejecutivo toca sólo un aspecto del problema: es cierto que mucha gente de ciertas zonas se dedica al cultivo de drogas como forma de subsistencia porque es más atractivo que dedicarse a la siembra de productos de consumo básico, lo cual podría superarse si por otros medios mejoraran las condiciones de vida de la población, lo que nunca ha podido o querido hacer el gobierno.

Desde ahí se ve muy compleja la solución al problema; para desalentar la producción de drogas, el gobierno tendría que ofrecer alternativas en regiones de cultivo, lo cual no se ve como posibilidad cercana.

Pero la inseguridad no se constriñe al narcotráfico; abarca el secuestro, el cobro de piso y otras actividades cuyo fin no se vislumbra por ninguna parte.

Si tuviera que pensarse en mejorar las condiciones de vida del campesino para que dejara de ser mano de obra en la siembra de enervantes, antes tendría que pensarse en salvar a un gobierno estatal que da manotazos para no hundirse en la quiebra.

Pareciera, pues, que la Federación no sólo tendrá que inundar Guerrero de soldados y policías para salvarlo, sino también suministrarle recursos económicos para sacarlo del pantano.