Lunes 7 de diciembre de 2015, p. 43
El consumo de leche en el país pasó de 17 a 42 litros en poco más de tres lustros, pero en ese periodo los mexicanos han consumido más lácteo extranjero que nacional, por la política equívoca que ha llevado a la desaparición y al quebranto a cientos de pequeños y medianos productores. Para detener ese fenómeno urge que Liconsa se integre a la cadena de producción para terminar con la angustia recurrente de los recortes de compras a los ganaderos
, expuso Álvaro González Muñoz, presidente del Frente Nacional de Productores y Consumidores de Leche.
El pasado día 3, Liconsa informó a lecheros de Aguascalientes, Zacatecas, Jalisco, Michoacán y Guanajuato que reducía sus compras en 40 por ciento, lo que dañará, dijeron, la economía de 11 mil familias.
Es necesario que se resuelvan los conflictos de calidad entre industria y proveedor; se desarrolle mayor control en el proceso de importación, industrialización y comercialización, sobre todo de preparaciones lácteas y quesos que tienen inundado el mercado, y se concilien las acciones de apoyo gubernamental en el ejercicio del presupuesto especial concurrente, asentó González Muñoz.
Sostuvo que ni Liconsa ni los industriales de la leche deben continuar pretextando que reducen sus compras porque hay excedentes del alimento y seguir favoreciendo las importaciones. Los tratados comerciales no sólo son para comprar leche de segunda calidad de países excedentarios, sino para complementar faltantes temporales sin afectar los sistemas productivos y comerciales de los países importadores
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Advirtió que la decisión de abrir las fronteras a la leche, principalmente en polvo y sus derivados, satura el mercado nacional con productos de baja calidad y a precios por debajo de su costo, y la primera decisión de Liconsa es reducir las compras a los nacionales, lo que pone en riesgo su permanencia.