La población no sabe cómo protegerse, reconoce Cenapred
Lunes 23 de noviembre de 2015, p. 20
México ocupa el primer lugar en muertes por rayos, seguido de Tailandia y el sur de África. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año ocurren más de 250 muertes por fenómenos de este tipo.
Guadalupe Matías Ramírez, subdirectora de riesgos por inundación y cambio climático, del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), señaló que las tormentas eléctricas son uno de los fenómenos meteorológicos más peligrosos y que la falta de protección adecuada e información son parte del problema, ya que se desconoce qué hacer cuando hay descargas.
Indicó que de 1998 a 2012 el estado de México encabezó la lista con 448 defunciones, Michoacán con 160, Oaxaca con 183 y Veracruz con 116.
Al participar en los Diálogos por un futuro sustentable, adaptación al cambio climático, la semana pasada, dijo que las estadísticas de accidentes relacionados con el impacto de rayos muestran que la población de 10 a 19 años es la más vulnerable porque realiza trabajos o actividades al aire libre.
Además, el porcentaje de niños fallecidos es cinco veces mayor que el de las niñas porque llevan a cabo labores del campo, entre otras.
Mediante infografías, el Cenapred informa que el promedio anual de días con tormentas eléctricas es de 30. Las zonas donde más ocurren son las sierras madre Oriental, Occidental, del Sur, de Chiapas, Montañas del Norte de Chiapas y el Sistema Volcánico Transversal.
Los rayos son descargas electrostáticas resultado de la acumulación de cargas positivas y negativas dentro de una nube de tormenta. Alcanzan temperaturas cercanas a 30 mil grados Celsius. Los daños que se pueden provocar en las personas que son impactadas por un relámpago son parálisis, quemaduras, dolor de cabeza intenso, pérdida de memoria y audición e incluso la muerte.
El Cenapred recomienda que durante las tormentas eléctricas la población evite lugares altos, como cerros o montañas; apartarse de postes eléctricos, antenas, bardas metálicas y paraguas con punta de metal, así como no permanecer en grandes espacios abiertos, como canchas de futbol o albercas.
Tampoco refugiarse debajo de los árboles; en todo caso, hacerlo en automóviles si el motor está apagado, no tienen antena metálica y las ventanillas están cerradas o resguardarse dentro de edificios.