Ayer comenzó el Corona Capital Music en la curva 4 del autódromo Hermanos Rodríguez, donde en cuatro escenarios desfilaron 26 grupos de las más diversas tendencias musicales, algunos sólo conocidos por los videos difundidos en Internet.

Musicalmente, el Corona Capital tuvo el honor de presentar a Richard Ashcroft, considerado por especialistas y colegas como una de las mejores voces del rock de la actualidad, aunado a un estilo magnético.

Fue el vocalista principal de la banda The Verve. Después de su separación en 1999, continuó en solitario y alcanzó gran éxito. Con tres álbumes, Richard Ashcroft ha llegado a posicionarse en los primeros lugares de las listas en el Reino Unido. Su primera gran presentación fue junto a Coldplay en 2005; obtuvo un Ivor Novello por su composición en 1998 y, además, apoya fundaciones de caridad como el Teenage Cancer Trust.

La mayoría se acercó a verlo para escuchar Bitter Sweet Symphony, un clásico. Complació con rolas como Mistery y Lucky Man, que interpretó con su guitarra.

Hay quienes entran en la indecisión, al no saber si deben estar en tal o cual escenario. La quadrofrenia cunde en el Corona.

La música electrónica se abre paso. Es innegable su importancia e influencia en otros ritmos. The Humans, Skylar Spence y Rac hicieron la noche de neón. A la fiesta se suma el hip hop y el rap.

Chairlift fue una de las sorpresas. Dijeron que esta es su primera visita a México. Esperamos mucho para venir aquí. Todas las canciones que estaremos tocando son nuevas, expresó emocionada la cantante Caroline Polachek. Mezclan el indie y el synth con varios instrumentos, como el saxofón y la guitarra. Interpretaron Crying in public. El dúo es originario de Brooklyn.

En grupos de amigos, ayer por la mañana miles de jóvenes fueron llegando a la curva 4 para su cita anual con el Corona Capital Music, en una jornada de dos días en el que escucharán 50 bandas de moda, creadoras de sonidos que marcan la pauta en la actualidad o que llevan años escuchándose, vigentes.

Inició el rito. El tótem se levanta en forma de estrella de rock y los adoradores se rinden, otorgan pleitesía al poder del trueno.

Los cuatro escenarios: Corona, Corona Light, Doritos y Claro Music, imperios del consumismo, rodean a la muchachada, extenuada por el sol. Los escenarios–marcas registradas, separados por largas distancias obligan a tomar cerveza.

La tierra prometida aún no se avista y la meta es brincar y corear con Muse, sacar al diablo con The Libertines y Beirut y caer en el antro electrónico. Al cierre de esta edición la noche aún es larga.

Por lo pronto, Always abrió la puerta de la fiesta. Oriundos de Toronto, se encontraron y fue ahí donde el grupo comenzó a hacer música desde el anochecer hasta el amanecer.

Title Fight siguió con temas de su disco Hyperview. Su música es camaleónica, desde un melodic hardcore, emo, post-hardcore hasta un indie rock o punk rock.

Muchos no tienen problemas para subsistir en ese imperio de las marcas, pero otros no traen monedas ni para gorditas de chicharrón.

Hay más tiempo que vida en el Corona Capital, para subir a la rueda de la fortuna y abrazar a la novia; tirarse de la tirolesa y aguantar vara; luchar contra una botarga de tenis muy bravo, ganar dos viajes de Uber, heredar los pinceles y expresar una idea que haga trascender la vida por medio de un grafiti o, si no hay de otra, irse a oír una banda del cartel.

El panorama femenino es alentador. El ojo del Dr. Mabuse se extasía. Los voyeuristas actúan con discreción ante tantas piernas en medias negras, en shortsitos, en escotes.

Entre ese mar agitado, Kiesza se hizo oír en el escenario Doritos. Es de Canadá y radica en Brooklyn. Juntó mucho público, que la conoce por la rotación de sus videos en canales de televisión, que la distinguen como cantante pop que produce ritmos orientados a la música house, EDM moderno y R&B.