21 de noviembre de 2015     Número 98

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

FOTO: Gonzalo Hernández Araujo

Michelle Chauvet* y Yolanda Massieu** *UAM-Azcapotzalco **UAM-Xochimilco

Al uso seguro de los organismos genéticamente modificados se le conoce como bioseguridad. En México, la bioseguridad es responsabilidad del Estado por medio de la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados (Cibiogem). Esta comisión convocó a investigadores de las ciencias sociales a realizar un estudio sobre las ventajas y desventajas sociales, culturales y económicas que pueda tener el cultivo del maíz genéticamente modificado o transgénico entre pequeños, medianos y grandes productores, comparando la experiencia de otro país semejante a México, que ya lo esté sembrando de manera comercial.

En respuesta a esta convocatoria, investigadores de las universidades Autónoma Metropolitana (UAM) y de la Nacional Autónoma de México (UNAM) presentamos un proyecto que resultó ganador. La comparación con otro país similar a México resultó difícil por la diversidad de productores que hay en nuestro territorio, así que se decidió considerar a Estados Unidos como ejemplo de agricultura comercial y compararlo con los estados de Sinaloa y Jalisco, principales entidades productoras de maíz. Con relación a la agricultura familiar se eligió a Honduras y a los estados de Puebla y Tlaxcala, que cultivan tanto variedades híbridas como nativas.

En ese proyecto, de parte de la UAM participaron Yolanda Castañeda, Michelle Chauvet y Arcelia González, de la Unidad Azcapozalco; Yolanda Massieu, Francisco Ávila y Lucio Noriero, de la Unidad Xochimilco, y de parte de la UNAM, del Instituto de Investigaciones Sociales, Elena Lazos y Libertad Castro.

Aclaramos que no es tan correcto caracterizar a los dos primeros estados como únicamente de producción para el mercado y a los dos últimos como exclusivamente de agricultura de autoconsumo con maíz criollo o nativo. En todo el territorio nacional hay unidades productivas comerciales y de subsistencia. Sin embargo, con fines metodológicos se hizo esa selección.


FOTO: Yelkrokoyade

Además, en los distintos estados seleccionados hay elementos específicos que los relacionan con la problemática de maíz transgénico: en Sinaloa se han realizado la mayor parte de las pruebas de campo, en Jalisco se ha generado y está creciendo una industria semillera nacional, en Tlaxcala existe una Ley de protección al maíz nativo impulsada por organizaciones campesinas locales. Y en Puebla se encontraron trazas de maíz transgénico en el estudio realizado por el Instituto Nacional de Ecología y la UNAM en 2001, y con productores de este estado se llevó a cabo el Proyecto Maestro de Maíces Mexicanos (PMMM), a quienes entrevistamos.

(El PMMM se trató de un proyecto de recolección de variedades nativas de maíz para almacenarlas en un banco de germoplasma creado ex profeso en la Universidad Agraria Antonio Narro, UAAN, de Coahuila, que funcionó de 2009 a 2011. Además de esta universidad, participaron en el proyecto la Confederación Nacional Campesina; el gobierno del estado de Puebla, y la empresa Monsanto, que otorgó el financiamiento.)

La investigación tuvo una duración de dos años (2012 a 2014) y se realizaron búsquedas de información estadística, documental y electrónica, así como entrevistas en México a: productores maiceros y ganaderos grandes, medianos y pequeños; comercializadores de granos; industriales (de semillas, insumos, alimento humano y animal); académicos; funcionarios públicos y privados; asociaciones civiles, y organizaciones sociales. El trabajo de campo abarcó dos ciclos agrícolas. En los casos de Honduras y Estados Unidos la investigación fue documental, pues no se otorgaron recursos para hacer trabajo de campo.

Un rasgo que queremos resaltar de esta investigación es que se buscó conocer los problemas productivos del maíz para responder si el grano transgénico que ofrecen las empresas trasnacionales puede solucionarlos. En los debates sobre la siembra del maíz transgénico es común que participen representantes de las empresas, funcionarios del gobierno, académicos y miembros de organizaciones sociales, pero es menos escuchada la voz de los productores, por ello consideramos que para dar respuesta a la pregunta, lo mejor era preguntarles a ellos.

A continuación presentamos de manera resumida los resultados de la investigación, dado que en este suplemento entregamos artículos que abordan cada uno de los casos. Se pueden consultar las publicaciones en el siguiente enlace. Proyecto: Impactos Sociales, económicos y culturales de la posible introducción de maíz y otras especies genéticamente modificadas en México.

Estados Unidos: Este país es el principal productor de maíz a nivel mundial, con el 35 por ciento del total en lo que va del 2015. Desde 1996 se inició la siembra de la variedad genéticamente modificada (GM). A diferencia de México, donde el maíz es sobre todo para consumo humano, en la Unión Americana el principal destino del grano es la elaboración de forraje y complementos alimenticios para el ganado. El costo de las semillas para siembra de una hectárea aumentó de 66 dólares en 1996 a 215 en 2011; sin embargo, el aumento en los rendimientos no ha sido proporcional. La siembra de maíz GM ha intensificado el monocultivo y reducido la superficie que se cultiva con maíz convencional.

Honduras: Se siembra comercialmente maíz transgénico resistente a insectos y herbicidas (Bt y Roundup ready) desde 2001. Con base en la escasa evidencia empírica sobre la situación socioeconómica y los resultados de la siembra entre los productores (existen pocos estudios), no está claro quiénes lo siembran y en qué superficie. Se excluyeron de la liberación algunos departamentos en los que supuestamente hay variedades nativas, pero queda la duda de si exclusivamente en éstos existen, dado que la mayor parte de los productores son minifundistas temporaleros de subsistencia. Las investigaciones existentes hablan de aumentos de rendimientos espectaculares y un efectivo control de plagas con el maíz transgénico, pero no está muy claro, pues al parecer estos trabajos se basan en una encuesta hecha a poco más de cien productores en 2008.

Parece ser que son algunos de los escasos grandes productores los que lo siembran en una parte de sus propiedades. El país cuenta con una débil institucionalidad en bioseguridad, que se expresa en que el Comité de Biotecnología y Bioseguridad consideró pertinente no hacer pruebas propias y aceptar las realizadas en Estados Unidos, además de que excluyó cualquier consideración socioeconómica en la evaluación para el otorgamiento de permisos.


FOTO: Códice Mendoza

Tlaxcala: Es un estado con una fuerte cultura del maíz, expresada en su gastronomía. Contrastan los productores campesinos con pequeñas parcelas de temporal con los pocos grandes productores de riego. Algunos de estos últimos siembran maíz y promueven un costoso paquete tecnológico para obtener rendimientos de hasta 12 toneladas por hectárea, a semejanza de los sinaloenses. Este paquete es inaccesible para la mayoría de productores. La investigación demuestra que la siembra de híbridos, promovida por Fundación Produce y las instituciones gubernamentales, sólo resulta costeable en condiciones de riego y uso de agroquímicos, pues en temporal sus rendimientos son similares a los de los nativos, los cuales son más resistentes ante eventos climatológicos atípicos, como la helada de 2011.

Destaca la labor de décadas del Grupo Vicente Guerrero, que promueve la agroecología y la siembra de variedades nativas, así como las Ferias del Maíz, que tienen influencia en otros municipios, y la existencia de una Ley de protección al maíz nativo como patrimonio alimentario, que es un precedente importante a nivel nacional, aunque no se aplica por falta de reglamento. La mayoría de los productores conocen esta ley y simpatizan con ella, al tiempo que manifiestan desinformación, poco interés o rechazo a la siembra y consumo de maíz transgénico. Sus principales problemas son los altos costos, especialmente de fertilizantes y semillas, así como la comercialización y los eventos climatológicos.

Puebla: En el estado existen tanto grandes como pequeños productores, predominan estos últimos produciendo en pequeñas parcelas de temporal. Se siembran variedades nativas para el consumo familiar e híbridas para la venta, principalmente para la avicultura y la industria de la tortilla. La siembra de variedades nativas obedece a criterios de calidad alimentaria y a la riqueza gastronómica característica del estado. En el caso de los productores de Ciudad Serdán, que trabajaron con el PMMM, no pueden sembrar variedades híbridas por la altitud del lugar.

Con variedades nativas y buen temporal, obtienen rendimientos de cuatro a cinco toneladas por hectárea. Entregaron sus variedades nativas a los técnicos del proyecto, con lo cual se les dio un nombramiento como custodios, y sus muestras se almacenaron en el banco de germoplasma de la UAAN. Se enfrentan a problemas de comercialización desventajosa, volatilidad de los precios, costos crecientes (sobre todo de fertilizante y semilla), y fenómenos climáticos atípicos, como la helada de 2011. Es escasa su información sobre el maíz transgénico, y la mayoría manifestó que no lo sembraría ni lo comería.

Jalisco destaca en la producción de maíz ya que posee tierras con buen temporal que ofrecen condiciones óptimas para la multiplicación de semilla y siembra del grano. En esta entidad coexisten empresas semilleras nacionales y extranjeras, la semilla de las primeras ha alcanzado los rendimientos de las firmas multinacionales, pero a menor costo, lo que beneficia a los agricultores de mediano y bajo rendimiento, que no son atendidos por las transnacionales. Los productores tienen como principal preocupación la venta de su producción, dadas las fluctuaciones en el precio del maíz y el aumento en el precio de los insumos agrícolas, y no tanto la falta de una semilla de calidad. Por ello, no ven en el maíz GM una ventaja para su actividad.


FOTO: Chris Diers

Sinaloa se seleccionó para hacer las pruebas experimentales y piloto del maíz transgénico. No obstante, los resultados de estas pruebas no se han dado a conocer de manera amplia. Los productores consideran que el costo de la semilla transgénica será mayor, por lo que tienen la incertidumbre de la rentabilidad de su inversión dado la tendencia a la baja del precio del maíz y los problemas de comercialización que enfrentan cada ciclo agrícola. Si bien algunos agricultores se inclinan por la siembra de este tipo de maíz, dado que es el que se usa en Estados Unidos y otros países, otro sector –con una visión de largo plazo- afirma que si México permanece como territorio sin siembra de maíz transgénico obtendría una ventaja frente al resto de países productores de transgénico en forma generalizada, y se gozaría de un valioso nicho de mercado.

A manera de conclusión, quisiéramos resaltar un hallazgo central: los principales problemas a los que se enfrentan los productores entrevistados en los cuatro estados son los fenómenos climatológicos atípicos, la comercialización desventajosa, la alta volatilidad de los precios y los costos crecientes (primero fertilizantes y después semillas). Por tanto, las variedades de maíces transgénicos que se pretenden liberar en el país, resistentes a insectos y herbicidas, no responderían a las necesidades de los productores. Las plagas de malezas e insectos, si bien están presentes, no ocasionan fuertes pérdidas y son controladas por métodos convencionales.

El problema de la comercialización es añejo, pues los productores están en manos de coyotes e intermediarios, y los precios sufren fuertes oscilaciones, se produce en la incertidumbre. Los fenómenos meteorológicos atípicos son más recientes, probablemente efecto del cambio climático, y aquí se desperdicia el potencial de resistencia de los maíces nativos a estos eventos, pues no hay una labor conjunta suficiente de mejoramiento de estos materiales entre los investigadores y los productores.

Es urgente una estrategia de autosuficiencia alimentaria que implique políticas públicas adecuadas para la situación de los pequeños productores temporaleros; que considere que muchos de ellos ya no son agricultores de tiempo completo; apoyos para la comercialización, y no fomentar la dependencia de la compra de insumos a las empresas transnacionales, sino el mejoramiento de las propias semillas y técnicas agroecológicas que conserven suelo y agua a futuro.

Desafortunadamente se insiste en programas verticales y tecnocráticos, como Masagro, que consideran que exclusivamente con mejorar variedades y ofrecer híbridos de nueva creación se aumentan los rendimientos y mejoran los ingresos de los productores, ignorando los problemas del clima, el mercado, los costos de insumos y la autonomía en cuanto a las semillas.

Nos interesa ubicar los resultados de la investigación en la coyuntura presente de la resistencia a la siembra comercial del maíz transgénico en el país, pues en el momento actual la resolución del magistrado encargado del caso ante la apelación de la demanda colectiva de un grupo de ciudadanos y organizaciones para la prohibición de dicha siembra comercial fue de continuar con la moratoria mientras se resuelve la apelación. Por ello, los resultados de este proyecto proporcionan razones de peso para considerar con mucha cautela las consecuencias de la posible liberación y consecuente siembra generalizada de maíz transgénico en México.

opiniones, comentarios y dudas a
[email protected]