El Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM) debe hacer esfuerzos adicionales en la estrategia de construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), entre ellos fortalecer la gobernanza del proyecto para evitar actos de corrupción, realizar un mapeo de riesgos, fijar criterios de adjudicación que faciliten la entrada de más competidores, y tener estrategia de comunicación coherente, recomendó la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) al gobierno mexicano.

El organismo presentó el reporte Desarrollo efectivo de megaproyectos de infraestructura: el caso del NAICM, como parte de los trabajos comprometidos en el convenio de cooperación establecido en enero de este año con la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) y el GACM.

Destaca que de no actuar para evitar actos de corrupción se pone en riesgo la credibilidad y la eficacia del proyecto, y alertó que no cumplir con los compromisos del proyecto en materia de tiempo y presupuesto implicaría enormes costos para el país.

El 12 de noviembre pasado, un día antes de que el secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza se reuniera con una comisión de Morena para hablar sobre su proyecto alterno al del NAICM, Rolf Alter, director de Gobernanza Pública y Desarrollo Territorial de la OCDE, junto con Paulo Magina y Jacobo Pastor García Villarreal, presentaron el documento a José Luis Romo, director corporativo de Planeación, Evaluación y Vinculación del GACM, entre otros funcionarios.

Los especialistas indicaron que el mecanismo de contratación pública es adecuado, pero es crucial especificar las licitaciones conforme a la complejidad de las obras y los criterios de adjudicación, y garantizar un análisis minucioso y transparente de las propuestas para lograr resultados eficientes y reforzar la confianza de la ciudadanía.

El reporte señala que si bien el GACM ha aplicado ya algunas medidas para contar con una gestión efectiva y exitosa del proyecto, se requieren más esfuerzos para alcanzar los objetivos, por lo que sugiere fortalecer el esquema de gobernanza del proyecto y adoptar mecanismos para fomentar la integridad.

Esencial, la gobernanza

Puntualizó que la gobernanza es de vital importancia en megaproyectos de este tipo, para evitar la corrupción y una gestión deficiente. El modelo de gobierno del GACM es el de una institución pública; al contrario, una estructura de corte corporativo le permitiría mejorar su eficiencia y sus ventajas operativas.

La OCDE detalló que la estructura orgánica del GACM se diseñó con base en los principios de austeridad y disciplina en el gasto público, pero tiene fuertes limitaciones de recursos humanos y de capacidades.

Dado que la corrupción en una obra de esta magnitud es un riesgo, recomendó una estrategia más allá del cumplimiento estricto de la ley, con mecanismos robustos de promoción de la integridad de todos los participantes, lo que incluye servidores públicos, consultores y contratistas.

Sugirió definir políticas sobre conflictos de intereses para funcionarios públicos, licitantes y proveedores; crear condiciones para la denuncia interna de actos ilícitos, así como documentos de licitación estandarizados, monitores de integridad y señales de alerta o banderas rojas.

Además, que el grupo publique en su página web toda la información sobre planes anuales de contratación pública, documentos de convocatoria, actas de las juntas de aclaraciones y apertura de ofertas, historial de las adjudicaciones de contratos, modificación de los contratos y quejas formales.

Una recomendación destacada es desarrollar una estrategia integral de comunicación, a través de una oficina especializada.

“Un defecto común en muchos proyectos es que carecen de estrategia de comunicaciones coherente y eficaz que vincule las necesidades, expectativas y preocupaciones de los interesados en el proyecto. Los síntomas de insuficiencia de respaldo a las funciones de información incluyen, además de la polémica, enfoques ad hoc, y planeación estratégica”, refirió.