lanea –así se llama la prueba de nueva generación
aplicada por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación– comprueba una vez más, según dicen sus autores, que los niños salen de la escuela sin saber leer, no entienden lo que leen, y salen sin saber realizar operaciones aritméticas elementales.
Bueno… ¿y? ¿Nos dice esta prueba algo acerca de las causas? ¿Para qué sirve comprobar una y otra vez lo mismo si no se intenta una explicación y nada se hace para que cambien las cosas? El INEE ya tiene planeado
hacer otras evaluaciones
dentro de poco tiempo. ¿Realmente son necesarias tantas evaluaciones (en realidad meras mediciones) para poner en marcha acciones de verdadera reforma educativa? La enseñanza de las matemáticas, y la enseñanza de la lectura y la escritura, son asuntos que se han investigado profusamente desde hace tiempo. En México los debates acerca de cómo enseñar a leer y a escribir se remontan al siglo XIX, y continuaron durante décadas, generando propuestas muy valiosas. Hay mucho conocimiento acumulado sobre estas materias, no sólo conocimiento teórico, también práctico
, experimental.
Se sabe que el aprendizaje de los estudiantes, en estas materias y en otras, depende de muchos factores; dos muy importantes son la motivación de los estudiantes, y ligada a ésta la actitud del maestro (no sólo sus conocimientos y competencias
). Si queremos mejorar los resultados de la educación escolar es obligado prestar especial atención a estos factores, pero están ausentes de los trabajos del INEE y de la SEP. Tanto la prueba Planea como sus antecesoras arrojan datos acerca de los resultados muy deficientes de la enseñanza escolar, y los relacionan con otro dato: las condiciones socioeconómicas de las escuelas y los estudiantes. Así, nos señalan que, en promedio, salen mucho más mal los estudiantes de las zonas económicamente pobres (marginadas), y menos mal los de las zonas menos pobres o sin pobreza. Todo esto ya lo sabíamos. Estos son los datos que recabó la investigación del INEE y que permiten concluir a sus autores que debe hacerse un esfuerzo por canalizar más recursos a las zonas más desfavorecidas, pues, dicen, el problema central de la educación es la equidad
.
Según el informe del INEE, los resultados de Planea subrayan que el principal desafío de la política educativa es la reducción de las desigualdades en las oportunidades de aprendizaje: los estudiantes muestran bajos resultados de logro en esta primera aplicación, los alumnos que viven en situaciones de mayor vulnerabilidad son quienes obtienen menores niveles de logro
. Pero, en estricta lógica, los resultados no sostienen que este sea el principal desafío
.
Ubicados en la superficie de esos dos datos aportados por la prueba Planea, algunos analistas sacan una conclusión: la pobreza imposibilita (o casi) los aprendizajes. Así, según ellos, la solución del problema educativo consistiría en combatir la pobreza y canalizar más recursos a las zonas pobres con una política de equidad
. Otros afirmarán que, a la inversa, la mala educación es la causa de la pobreza, y que esta pobreza no podrá eliminarse sino con mejor educación. Pues sí… y no.
El asunto es mucho más complejo. Los resultados de la prueba nos informan de promedios
, pero en los sectores pobres hay casos de buenos resultados, y en las zonas privilegiadas hay casos, muchos, de muy malos resultados. No puede, pues, establecerse que hay una relación causal directa entre las condiciones socioeconómicas y los resultados en la prueba, una sola excepción nos obligaría a buscar relaciones más complejas. De hecho, los resultados de la prueba Planea arrojan para las telesecundarias datos que, sin explicación, contradicen esa supuesta relación causal.
Los resultados de la prueba Planea provienen de una presunción que los investigadores introdujeron en el diseño de la investigación: esa supuesta relación causal directa y biunívoca entre condiciones socioeconómicas y resultados del aprendizaje. Diseñaron una prueba
que prueba lo que anticiparon, y dejaron de lado la complejidad del asunto. Sí, hay una fuerte correlación entre pobreza y resultados escolares deficientes, pero ¿no será que ambas variables dependen de otro u otros factores que condicionan a estas dos? ¿Factores culturales, políticos, históricos, por ejemplo?
La multitud de números, cálculos aritméticos y gráficas del informe del INEE con los resultados de Planea, y la advertencia de que se trata de pruebas de nueva generación
, en las que se han cuidado toda clase de aspectos técnicos, dan la impresión de que se trata de un trabajo de alto nivel científico. Pero no lo es, es un trabajo puramente descriptivo con un intento simplista y prejuiciado de explicación. El verdadero rigor científico no se reduce a la forma en que se manejan los datos: empieza por la definición de las variables significativas y su incorporación en la investigación. La ciencia moderna aspira a explicar, y en un asunto tan complejo como la educación, las explicaciones simplistas no sirven.
Pero esta superficial investigación de los especialistas del INEE sirve muy bien a los intereses políticos de los gobernantes y a su campaña contra los maestros. Ya el secretario Nuño declaró: el viernes conocimos los resultados para de (sic) la última prueba a los alumnos de educación básica, y los resultados lo que nos reiteran es la pertinencia de la importancia (sic) y la urgencia de la reforma educativa
(comunicado oficial 354 de la SEP) ¿Cuál es esa reforma educativa tan necesaria? Explicó el secretario: “Teníamos que cambiar la forma de organizarnos; teníamos que cambiar la forma de estructurar el sistema educativo, y precisamente por eso hicimos –¡ya la hicieron!– la reforma educativa, y vamos en marcha de ponerla en funciones, de ponerla en acción, y de que logremos el objetivo de una educación de calidad”. Y el INEE, para apoyarlo, afirma que los resultados de la prueba confirman la necesidad de esa reforma educativa
.