Familiares del normalista de Ayotzinapa Julio César Mondragón Fontes encabezaron ayer una marcha a la coordinación general de Servicios Periciales de la Procuraduría General de la República (PGR). Ahí se encuentran los restos del joven, exhumados el pasado miércoles, para ser analizados por especialistas del Equipo Argentino de Antropología Forense.

A la vanguardia del continente –que partió de la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco– marchaba Marisa Mendoza Cacahuatzin, viuda del joven que fue asesinado entre el 26 y 27 de septiembre del año pasado en Iguala, Guerrero, cuando 43 de sus compañeros fueron desaparecidos. Junto a ella, la madre de Julio, Afrodita Mondragón.

No nos dejen solos. Venimos hasta acá para exigir que investiguen la tortura que infligieron a mi hijo antes de morir, señaló afuera de las instalaciones, ubicadas en Río Consulado número 715. El rostro del estudiante fue desollado y tenía diversas marcas de golpes en el cuerpo. La explicación que entonces dieron las autoridades fue que la fauna nociva mutiló su cara.

A más de un año de la tragedia, activistas, familiares, ciudadanos y normalistas salieron nuevamente a las calles para demandar justicia. Pidieron a las autoridades federales que no entorpezcan las investigaciones que realiza el grupo de expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para intentar esclarecer lo ocurrido.

Los vecinos, no acostumbrados a manifestaciones por esa vía, salieron de sus casas para ver qué sucedía. Algunos se unieron al conteo del uno al 43 que gritaba a coro la procesión.

La marcha continuó hasta el lugar donde los peritos argentinos realizarán una nueva necropsia al normalista de 22 años, solicitada en agosto pasado por sus familiares. Yo daría mi vida por la de mi hijo, pero no se puede. Así que hasta donde me dé la existencia seguiré luchando por que se le haga justicia, afirmó Afrodita Mondragón.