Domingo 8 de noviembre de 2015, p. 25
Singapur.
Los presidentes de China y Taiwán celebraron ayer una histórica cumbre en Singapur, la primera entre ambas partes desde la separación de ambos territorios, hace 66 años. El mandatario chino, Xi Jinping, y el taiwanés, Ma Ying-jeou, se dieron la mano durante un minuto, sonrientes, ante periodistas congregados en un hotel antes de comenzar la reunión, que fue a puerta cerrada.
El desarrollo de las relaciones demuestra que sean cuales fueren las dificultades que nuestros compatriotas hayan enfrentado en ambos lados, ninguna fuerza puede separarnos
, declaró Xi.
Aunque estén rotos, nuestros huesos siguen unidos por los tendones. Seguimos siendo hermanos, compatriotas, la misma sangre corre por nuestras venas
, añadió.
A su vez, el taiwanés pidió respeto mutuo después de décadas de hostilidades y rivalidades.
El encuentro, en terreno neutral, fue el primero entre dirigentes de ambos regímenes rivales desde el final de la guerra civil y la fundación por Mao Tse Tung de la China Popular en 1949, cuando los nacionalistas del Kuomintang se refugiaron en Taiwán.
Tras la cumbre, de carácter fundamentalmente simbólico, ya que ninguna de las partes acepta reconocer la legitimidad de la otra, no se anunció ningún acuerdo.
En una conferencia ofrecida tras la cumbre, el taiwanés propuso establecer un teléfono rojo entre ambas partes y dijo que su homólogo chino respondió favorablemente a la sugerencia.