Es uno de los pocos terrenos de entendimiento entre Estados Unidos y Rusia, señalan
Los experimentos, esenciales para comprender cómo se adapta la fisiología a la microgravedad y qué es lo que hay que hacer para proteger la salud en un largo viaje
, explican
Scott Kelly, Kjell Lindgren, Mijail Kornienko, Oleg Kononenko, Serguei Volkov y Kimiya Yui, la tripulación actual
Martes 3 de noviembre de 2015, p. 2
Washington.
La Estación Espacial Internacional (EEI), un laboratorio orbital único para la investigación en microgravedad y esencial para preparar misiones habitadas a Marte, celebró este lunes 15 años de presencia humana ininterrumpida a bordo.
En órbita a 370 kilómetros de altitud, la construcción de esta estación de 450 toneladas comenzó en 1998 y fue concluida en 2011.
La EEI está ocupada de manera permanente al menos por seis personas desde el 2 de noviembre de 2000.
El aspecto más importante de la EEI son sus objetivos de exploración espacial habitada de larga duración
, destacó el astronauta estadunidense Scott Kelly, comandante de la tripulación actual, en una conferencia de prensa en directo con todos sus colegas: el estadunidense Kjell Lindgren, los rusos Mijail Kornienko, Oleg Kononenko y Serguei Volkov y el japonés Kimiya Yui.
Kelly comenzó en marzo pasado una estadía de un año con su colega ruso Kornienko, un récord en la estación, para, entre otras cosas, estudiar los efectos fisiológicos de la microgravedad en un largo periodo y así preparar misiones habitadas a Marte para 2030.
Según el astronauta estadunidense Kjell Lindgren, la EEI es un banco de pruebas de las tecnologías que es necesario desarrollar y comprender para lograr una expedición exitosa a Marte
.
Destacó que gran número de los más de cien experimentos científicos realizados en la estadía de Kelly y de Kornienko en la estación son esenciales para comprender cómo se adapta la fisiología humana a la microgravedad y qué es lo que hay que hacer para proteger la salud durante un largo viaje a Marte
.
Lindgren explicó que un viaje al planeta rojo, que podría durar tres años, tendría efectos nefastos en los músculos, los huesos y el sistema inmunológico, además de que aumentaría el riesgo de cáncer debido a la exposición a la radiación cósmica.
El cosmonauta ruso Oleg Kononenko contó que no hay diferencias ni enfrentamientos a bordo de la EEI, en una aparente alusión a las tensiones entre Moscú y Washington, cuyas relaciones están en su nivel más bajo desde la guerra fría.
La gente en la Tierra a veces es incapaz de escucharse, de hablarse, mientras en el espacio esa situación es inimaginable
, dijo el cosmonauta.
Aquí todo el mundo es importante y el éxito de este programa, incluso a veces la supervivencia de todos, depende de cada uno de nosotros
, añadió.
El espacio sigue siendo uno de los pocos terrenos de entendimiento entre Estados Unidos y Rusia. Washington depende exclusivamente de las naves rusas Soyuz para transportar a sus astronautas a la EEI desde que la Nasa jubiló sus vetustos transbordadores espaciales, en julio de 2011.
La agencia espacial ahora cuenta con el sector privado, específicamente las empresas SpaceX y Boeing, para transportar astronautas desde suelo estadunidense a partir de 2017.
Cena de aniversario e intercambio de ideas
Para celebrar el 15 aniversario, la tripulación se reunió para cenar e intercambiar reflexiones, contó el astronauta japonés Kimiya Yui.
Los primeros tres ocupantes de la EEI, formada entonces por dos módulos, fueron el estadunidense Bill Shepherd y los rusos Serguei Krikalev y Yuri Gidzenko.
Desde entonces, más de 220 astronautas de diferentes nacionalidades, entre ellos franceses, italianos y alemanes, estuvieron luego en la estación orbital, consorcio de 16 países.
Actualmente vive allí una tripulación de seis astronautas, que se releva cada seis meses.
La EEI gira en torno a la Tierra 16 veces por día a cerca de 28 mil km/h.
Implicó una inversión de 100 mil millones de dólares, en gran parte financiados por Estados Unidos.
La estación tiene un espacio habitable entre los diferentes módulos (estadunidense, ruso, europeo y japonés) equivalente al de un Boeing 747 o de una casa de seis habitaciones.
La vida útil de la central espacial se prolongó el año pasado hasta 2024.