Opinión
Ver día anteriorSábado 31 de octubre de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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México SA

Economía estancada

Logros de mentiritas

Recortan burócratas

D

e plano, ni la burla perdona: a duras penas la economía mexicana avanzó 0.6 por ciento en el tercer trimestre del presente año respecto del trimestre inmediato anterior, y la Secretaría de Hacienda velozmente salió a celebrar que México sigue creciendo pese a un entorno difícil, ergo el desempeño es favorable.

Tan raquítica proporción ni lejanamente corresponde a los buenos resultados tangibles que se observan (EPN dixit) como producto del cúmulo de reformas históricas, aunque sí confirma que la economía autóctona cuando mucho, y milagrosamente, respira. No más.

Resulta que ayer el Inegi presentó en sociedad su Estimación Oportuna del producto interno bruto en México, con la cual pretende ofrecer información trimestral lo más cercana posible al comportamiento real de la economía, y su primer resultado fue el citado, es decir, aquel glorioso 0.6 por ciento de crecimiento entre julio y septiembre pasados. Las cifras definitivas las divulgará el próximo 20 de noviembre, fecha en la que antes de la modernización nacional conmemoraban no recuerdan qué cosa.

Pero bueno, el Inegi adelanta que si la medición se anualiza, entonces la economía mexicana habría crecido 2.3 por ciento entre el tercer trimestre de 2014 e igual periodo del presente año (el aumento sería de 0.1 puntos porcentuales), lo que confirma el estancamiento que de tiempo atrás se registra, o si se prefiere, que la gloriosa economía autóctona sigue nadando de muertito.

Habrá que esperar tres semanas para conocer las cifras definitivas, pero aún si se confirman las divulgadas ayer por el Inegi queda claro que el crecimiento económico de 2015 será igual de raquítico que el de 2014 y 2013, con lo que el México en movimiento no trasciende el discurso oficial, toda vez que la tasa anual promedio de crecimiento no pasaría de 1.8 por ciento.

En vía de mientras, el Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Tecnológico de Monterrey, campus estado de México, advierte que el empleo de mala calidad es el legado del crecimiento inercial en el país, el cual se ha prolongado por más de tres décadas.

El CIEN detalla que la tasa de desocupación (que no de desempleo) en nuestro país continúa a la baja. Sin embargo, debido a que el ritmo de crecimiento económico continúa avanzando a un paso moderado, gran parte de los empleos generados en periodos recientes no requieren de personal altamente calificado, por lo que dichas fuentes de trabajo producen niveles bajos de valor agregado. Adicionalmente, se debe contemplar que el combate a la informalidad no ha sido del todo efectivo, situación que ha impactado negativamente en la producción nacional, así como en el nivel de vida de las personas.

En agosto pasado, el indicador global de la actividad económica aumentó 2.6 por ciento a tasa anualizada impulsado por el desempeño de las actividades primarias y las terciarias, con un sector secundario que si bien se coloca en terreno positivo su ritmo de crecimiento fue inferior al exhibido el año pasado.

Una de las causas que han provocado la desaceleración en la actividad industrial, señala el CIEN, se centra en el débil desempeño de las manufacturas como resultado del menor dinamismo del comercio exterior de nuestro país. En septiembre pasado las exportaciones totales decrecieron 5.6 por ciento en términos anuales, en donde la parte manufacturera, que representa alrededor del 90 por ciento del total de las mercancías vendidas al extranjero, disminuyó 0.7 por ciento, variación que se vio compensada al alza por el incremento de 4.5 por ciento de las exportaciones automotrices.

En materia laboral, la tasa de desocupación fue de 4.5 por ciento de la población económicamente activa en septiembre pasado, medida en cifras anualizadas. Prácticamente desde el inicio de 2014 la tendencia de la desocupación ha presentado una trayectoria a la baja, lenta pero constante, lo cual no ha tenido un impacto significativo en los niveles de bienestar de la población en general. Una de las razones que explica dicho comportamiento se presenta al revisar la estructura de la población desocupada.

En primera instancia, detalla el CIEN, al analizar la desocupación por nivel de instrucción se aprecia que 42.5 por ciento del personal desocupado corresponde a mexicanos que cuentan al menos con estudios de nivel medio superior, en tanto que aquellos cuyo grado de escolaridad es la primaria incompleta representan únicamente 6.8 por ciento del total. De manera similar, al observar los antecedentes laborales de las personas ocupadas, se aprecia que 89.8 por ciento de las mismas cuenta con experiencia previa, pero les resulta más complicado encontrar una fuente de trabajo en comparación con aquellos individuos que carecen de experiencia laboral.

Por su parte, la tasa de subocupación se incrementó (8.9 contra 8.4 por ciento de 2014). Lo anterior sugiere que los empleos generados no requieren de un alto grado de especialización por parte de la fuerza laboral, de manera que la aportación de valor agregado para la economía de dichas fuentes de trabajo es mínima, aunado al hecho de que las remuneraciones ofrecidas por las mismas no son del todo competitivas. De acuerdo con los datos del Inegi del segundo trimestre del año en curso, el número de trabajadores que perciben entre uno y dos salarios mínimos fue el de mayor crecimiento (6.5 por ciento), en contraste con aquellos que ganan más de cinco salarios mínimos, quienes exhibieron una reducción en términos anuales (-7.2 por ciento).

Otro factor importante a considerar es la gran cantidad de trabajadores cuya principal fuente de ingresos se da en la informalidad, 57.6 por ciento de las personas ocupadas de acuerdo con las cifras de septiembre pasado. De esta forma, al comparar los niveles de crecimiento económico con el mercado laboral, se aprecia que la población ocupada en el sector informal genera únicamente 25 por ciento de la producción nacional, resultados que contrastan con 75 por ciento de la producción obtenida por los ocupados en una plaza de trabajo formal (que apenas representan 40 por ciento del total de la fuerza laboral). Urgen, pues, empleos de calidad que contribuyan al crecimiento real y no al discurso político.

Las rebanadas del pastel

Intocables permanecen los gruesos sueldos y las frondosas prestaciones de los funcionarios de primer nivel (por ubicación, no por calidad), pero éstos mismos ya cocinan el recorte de cuando menos 16 mil plazas en el sector público federal (8 mil permanentes, e igual cantidad de eventuales), porque estamos en austeridad. Pos sí.

Twitter: @cafevega