Quise que fuera en blanco y negro ante la violencia tan grave en el país, explica a La Jornada
Es resultado de un tequio de muchas personas, en los Faros de la ciudad, celebra el artista
Sábado 31 de octubre de 2015, p. 5
Blanco y negro son los colores predominantes en la magna ofrenda con la que el Gobierno del Distrito Federal (GDF) conmemora este año el Día de Muertos en el Zócalo.
Quise que fuera dicromático, con esos colores, porque así están las cosas en México, polarizadas; ya no hay lugares para matices, y menos de tipo folclórico-turístico. La violencia es un problema gravísimo, somos un país muy violento
, explica el neólogo Felipe Ehrenberg (Tlacopac, DF, 1943), quien, al lado de Lourdes Hernández-Fuentes, diseñó la ofrenda de este año, la cual está dedicada a las víctimas del terremoto de 1985.
Desde la invasión europea, los pueblos originarios se han enfrentado a la violencia de alguna manera u otra; en la guerra de Independencia les tocó caer al lado de los afroamericanos en aras de los criollos y mestizos, y la violencia nunca paró. El nuestro es un país tremendamente violento hasta hoy. Cuando el mexicano mata al mexicano, cuando hermanos se matan entre sí, en cualquier idioma se llama guerra civil.
El polifacético artista explica que si bien la ofrenda está dedicada a los que perecieron hace tres décadas en la capital de la República, también es una manera de honrar la memoria de todas las personas que han muerto a consecuencia de los graves problemas en la nación.
El escultor, dibujante, pintor y performer indica que esa instalación, la cual mezcla el misticismo prehispánico con el arte contemporáneo, está concebida como un espacio de contemplación pública anónima, como un sitio de reflexión y recogimiento, pero también de reunión y convivencia.
Las personas no verán la memoria del terremoto. Sólo hay un letrero alusivo que recuerda ese hecho, pero hasta allí. La ofrenda no es teatro; es un espacio para meditar, no se necesita ser anecdótico ni ilustrar. Una ofrenda es una entrega, algo votivo
, agrega.
Cinco altares con siete escalones
El diseño de esta megaofrenda, cuya elaboración está a cargo de la Red de Fábricas de Artes y Oficios (Faros), es de tipo circular, en torno del asta bandera del Zócalo, con la idea de que pueda ser apreciada de igual manera por todos los costados.
En el centro de la misma se encuentran cinco altares, con siete escalones cada uno, como lo marca la tradición en el Altiplano, al representar los siete niveles por los que debe pasar el alma para descansar.
Los altares estarán coronados por arcos de flores (creados por artesanos de Xochimilco) con la leyenda 19 de septiembre 7:19, la hora en la que el terremoto sacudió a la ciudad de México hace 30 años.
En cada una de las cuatro esquinas del Zócalo serán colocados tzompantlis gigantescos (estructuras o muros de calaveras), de 18 metros de alto por 9 metros de ancho, con diseños diferentes.
Cada una de esas cuatro estructuras metálicas exhibirá 96 cráneos elaborados en cartón, de 80 centímetros de alto por 70 de ancho, distribuidos en seis hileras, que en la parte frontal serán en color negro, mientras en la posterior de blanco, que era el color representativo del luto en la cultura mexica. Sobre esta última cara de los tzompantlis será proyectado un video en tercera dimensión.
Frente a las hileras de cráneos se colocarán coloridos tapetes de aserrín con las figuras de los dioses prehispánicos Ilhuicatl Tonatiuh y Tláloc, el primero, dios del Sol y, el segundo, de la Lluvia.
“Esta ofrenda es producto de un tequio artístico (en México se conoce como tequio al trabajo colectivo que los habitantes hacen en favor de su comunidad), ya que involucra la participación de muchas personas, en particular de los Faros de Oriente, Milpa Alta, Tláhuac e Indios Verdes”, puntualiza Ehrenberg, quien recalca su dolor por lo que ocurre en México.
Furia palpable
Felipe Ehrenberg aclara que no es un artista progresista y mucho menos un activista, pues descree de ese tipo de adjetivos. Se asume como una persona crítica, con una furia muy palpable, como muchos otros mexicanos
, por lo que pasa en el país, cuya situación compara a lo que ocurría en 1908, cuando estalló lo que dos años después se conocería como la Revolución.
Además de la magna ofrenda del Día de Muertos: 1985-2015, 30 años de memorias, que podrá visitarse del 31 de octubre al 2 de noviembre, el gobierno de la ciudad organizó un amplio programa de actividades para conmemorar la fecha.
Entre ellas, destaca la realización por vez primera del Desfile de catrinas y catrines, hoy, que partirá a las 18 horas de la Alameda Central al Zócalo, y para el cual se invita a la población a asistir disfrazada del tradicional personaje de José Guadalupe Posada.
El recorrido será amenizado por bandas musicales y estará acompañado por 10 alebrijes monumentales y otros 10 iluminados, del Museo de Arte Popular.