Incendian la tumba del patriarca José en la localidad cisjordana de Nablus
La ANP y la Organización de Naciones Unidas reprueban el ataque contra el santuario judío
Advierte Israel que no permitirá despliegue de fuerza global en torno a la mezquita de Al Aqsa
Sábado 17 de octubre de 2015, p. 16
Jerusalén.
Cuatro palestinos fueron ultimados a tiros este viernes por tropas israelíes en la valla de la franja de Gaza, a lo largo de Cisjordania, en una jornada declarada el día de la ira
, en la cual la tumba del patriarca José, venerada por los judíos, en la localidad cisjordana de Nablus, se incendió tras ser blanco de una bomba molotov lanzada por un palestino.
Un palestino disfrazado de periodista hirió de gravedad con un cuchillo a un soldado israelí y fue abatido por el ejército cerca del asentamiento ilegal de Kiryat Arba, en Nablus, mientras otro palestino intentó herir a dos militares de Israel en Cisjordania reocupada antes de ser abatido.
Cientos de jóvenes palestinos violaron lo que Israel considera zona de seguridad a lo largo de la valla que cerca la franja de Gaza, donde lanzaron piedras y quemaron llantas, en lo que el ejército israelí tildó de amenaza a las comunidades israelíes cercanas. La represión dejó dos palestinos muertos y 150 heridos.
En Nablus, un palestino incendió la tumba del patriarca José, uno de los 12 hijos de Jacob, quien fue vendido por sus hermanos y llevado a Egipto, desde donde su cuerpo fue traído de vuelta, según la tradición bíblica.
El presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmoud Abbas, calificó el acto de irresponsable
y gesto deplorable que ofende nuestra cultura y religión
. Prometió que los daños serán reparados y ordenó una investigación.
El secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, condenó firmemente el ataque contra la tumba de José.
El gobierno israelí advirtió en el Consejo de Seguridad de la ONU que no permitirá el despliegue de una fuerza internacional en torno de la mezquita de Al Aqsa, en Jerusalén, para sofocar la violencia, ya que ese tipo de presencia sería un “cambio en el statu quo”.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, expresó su preocupación por el estallido de la violencia en Jerusalén y exigió a los líderes israelíes y palestinos poner un alto a los pronunciamientos que puedan alimentar la confrontación.
Es importante que tanto el primer ministro Netanyahu como las autoridades israelíes electas, así como el presidente Abbas y otros funcionarios de su gobierno, aplaquen la retórica que pueda alimentar la violencia, la ira y los malentendidos
, señaló Obama.
Abbas provocó escándalo en Israel el jueves pasado al sostener falsamente que el Estado israelí había ejecutado a un palestino de 13 años, pero resulta que el menor se recupera en un hospital de Israel. Tel Aviv divulgó una foto del joven y Abbas fue acusado de incitar a la violencia.
El secretario de Estado estadunidense, John Kerry, pidió a Netanyahu y Abbas que se restaure la calma en Medio Oriente, y habló de la posibilidad de viajar a la región y reunirse con Netanyahu en Europa.
Israel anunció que retirará los permisos de residencia a los palestinos de Jerusalén este que cometan atentados, y a los agresores y sus familias se les quitará la seguridad social, se demolerán sus casas y se les embargarán sus cuentas.
Desde el asesinato, el pasado primero de octubre, las confrontaciones han dejado 39 muertos y centenares de heridos palestinos, y siete fallecidos y decenas de lesionados israelíes.
La explanada de la mezquita de Al Aqsa, administrada por los musulmanes y que los judíos también veneran como lugar santo, ha sido el centro de las tensiones recientes. Líderes palestinos y musulmanes alegan que Israel intenta modificar disposiciones de larga data que prohíben a los judíos orar en el lugar, algo que el primer ministro israelí niega. Sin embargo, miembros jerárquicos de la coalición gobernante han reclamado derechos de oración para los judíos en el lugar, donde se alzaban templos judíos en tiempos bíblicos.