17 de octubre de 2015     Número 97

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

Grupo de trabajo

Diálogo de saberes
y alternativas tecnológicas

José Atahualpa Estrada Aguilar y Rafael Calderón Arozqueta


FOTO: Secretaria de Agricultura e Abastecimento

En el actual modelo de producción de alimentos en México existe un divorcio entre los saberes y conocimientos campesinos y la técnica científica para la producción de alimentos; el primero transmitido de generación en generación, de padres a hijos, fruto de la observación y experimentación de los campesinos por décadas en miles de predios, cada uno con características y manejo diferente; el segundo, resultado de largos procesos de experimentación en predios con las condiciones “óptimas” para el desarrollo de los cultivos, haciendo uso del método científico y de laboratorios e insumos de última generación. Uno al otro se miran con desdén, consideran que la opinión y propuestas de la otra visión no tiene fundamento práctico o técnico para realizarse; sin embargo, los resultados y la práctica muestran que la suma de ambos garantiza resultados en producción y calidad de los alimentos producidos.

Con el objetivo de mostrar que es posible y necesaria la complementación de ambas visiones, se desarrolló la mesa de trabajo en la que participaron productores, técnicos, miembros de organizaciones no gubernamentales e investigadores y catedráticos de instituciones de Cuba, Nicaragua, México y Estados Unidos; todos con experiencias y propuestas de alternativas tecnológicas que muestran claramente que es posible la producción de alimentos suficientes, sanos, a precios accesibles para la población y rentables para los productores.

Inicialmente, entre los participantes existían distintas opiniones sobre el tipo de agricultura que practican o que proponen: la llaman orgánica, sustentable, permacultura, agroecología o campesina de conocimientos integrados. Sin embargo, todas coinciden en que el modelo de producción de alimentos con el enfoque y métodos de la revolución verde están agotados, y es perfectamente factible implementar a varias escalas un nuevo modelo basado en el equilibrio, el aprovechamiento racional de los recursos naturales, sin transgénicos, de cadenas cortas de insumos y mercados que reducen las emisiones de contaminantes y es resiliente ante los cambios del clima. Dada a coincidencia en los objetivos y propuestas, decidimos dejar de lado los debates sobre las concepciones del tipo de agricultura que practicamos o proponemos y aceptar que todas son válidas, considerando las diferencias del entorno en que se desarrollan y los medios y recursos disponibles para ello.

Los participantes expusieron distintas herramientas y estrategias probadas para el diálogo de saberes tales como las Escuelas Campesina y técnicas de intercambio de productor a productor, entre otras. Las alternativas tecnológicas probadas son muchas y variadas, desde la producción de insumos (semillas, microorganismos, biofertilizantes, mejoradores de suelos, bioinsecticidas, promotores de crecimiento, etcétera), manejo de cultivos, uso de energías renovables, captación, retención y uso de agua de lluvia, entre otras.

Las distintas experiencias expuestas por los participantes apuntan a las virtudes del modelo de redes en contra de una concepción jerárquica o vertical de los intercambios entre académicos y agricultores. Además, el horizonte de acción debe incorporar jóvenes, promotores campesinos, técnicos de las organizaciones, docentes y estudiantes agropecuarios. Para que esta estrategia sea completa, debe implicar el acceso a mercados e involucrar a los consumidores.

El mecanismo que vincula a los productores y los científicos para promover el diálogo de saberes y que ha demostrado ser la vía para el escalamiento ó masificación de las alternativas tecnológicas propuestas en la mesa, es la organización de los productores; estos grupos de productores o asociaciones legalmente constituidas pueden estar organizados en redes regionales o estatales de intercambio y un acervo técnico de información agroecológica.

Es urgente repensar la relación entre las universidades y los productores, mediante la sistematización de sus vínculos y responsabilidades recíprocas. Las experiencias vertidas en la mesa indican que los académicos pueden desempeñar un papel importante para facilitar procesos de intercambio horizontal, de campesino a campesino, cuyas modalidades variarán en función de los contextos. Para ello será necesario que el gobierno federal asigne un presupuesto específico desde el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para investigaciones científicas que sean de interés y uso inmediato por los productores y sus organizaciones.


Grupo de trabajo

Organizaciones campesinas, movimientos sociales y políticas públicas

Rosario Cobo Istituto Maya, AC

En la mesa de reflexión sobre organizaciones campesinas, movimientos sociales y políticas públicas, diversas voces identificaron oportunidades y desafíos de la producción campesina y de pueblos originarios, tejiendo propuestas de estrategias y de posibles alianzas para impulsar un movimiento agroecológico incluyente y justo, así como pistas de acción y fechas y momentos claves para movilizarse.

Las experiencias abarcaron gran parte del continente. Participaron representantes de la Confederación Nacional de Trabajadores de Agricultura (Contag) de Brasil; Dignidad Agropecuaria Colombiana, de los países andinos; la Campaña “Venezuela libre de transgénicos”, Why Hunger y Action Aid de Estados Unidos, y la Red Quebequense sobre Integración Continental de Canadá, quienes enlazaron sus experiencias con organizaciones campesinas, estudiosos, activistas, universitarios y ONGs de México.

Una preocupación de los más de 60 participantes fue la urgencia de recuperar el protagonismo de las organizaciones campesinas en una nueva propuesta alternativa al modelo agroindustrial anticampesino que ha llegado a su límite, llevando a todos los habitantes del planeta a una catástrofe sin retorno. “Sin alimentos no hay vida… y sin campesinos no hay alimentos”, se dijo.

Luis Facco compartió la experiencia de la Contag, de Brasil, que con más de 50 años de vida, sigue como principio trabajar desde la comunidad, en los municipios y a nivel nacional. “Es desde la organización donde surgen los temas claves para plantear políticas públicas que permitan vivir dignamente en el campo… La lucha por construir políticas públicas dignas es permanente –remarcó- y no siempre se gana. En Brasil hemos perdido muchas iniciativas, y no nos damos por vencidos… lo importante es que desde los núcleos organizados, aun los más pequeños, se apropien de las propuestas de política pública, porque sólo así, desde su comunidad, desde su región o municipio, los campesinos pueden incidir, exigir a los representantes del gobierno que se hagan realidad leyes y políticas a favor de los trabajadores del campo”.

Las organizaciones son la única manera de sobrevivir en un campo desolado y olvidado por los distintos gobiernos. Así lo relató Margarita, de la Red México Profundo de la Montaña de Guerrero: en nuestra región, una de las más marginada, pobre y arrasada por la violencia, sólo podemos avanzar unidos. “Rescatamos de nuestros ancestros enfrentar el individualismo… sin la organización no podríamos vivir en nuestras tierras”.

Otro tema fue la urgencia de vincular diferentes movimientos. “En México, como nunca, hay una gran cantidad de movimientos locales contra megaproyectos extractivistas, en defensa del territorio y la cultura, frente a la violencia –expuso un compañero de la Sierra Nororiental de Puebla-. Sí, hay que trabajar desde abajo, pero también fomentar alianzas nacionales contra las políticas anticampesinas y agrocidas de los gobiernos y contra la dictadura del mercado que imponen las trasnacionales. En México, pese a los numerosos movimientos locales, el movimiento campesino a nivel nacional aparece desarticulado, no sólo falta unidad en las propuestas de políticas dirigidas al campo, sino también en las políticas agroalimentaria que incluyen tanto a los rurales como a los urbanos”.

En este tenor, en el intercambio de experiencias nacionales e internacionales, se identificaron algunos obstáculos que enfrentan las organizaciones, y se esbozaron horizontes estratégicos para construir un movimiento continental.

Estas fueron las propuestas:

  • Imaginar e impulsar nuevas formas organizativas aprovechando la experiencia y trayectoria de redes de distintos sectores de la sociedad civil.

  • Generar asambleas regionales y nacionales rumbo a una acción continental.

  • Fomentar y desarrollar una red nacional y continental de agroecología para realizar acciones continentales simultáneas contra agronegocios, transgénicos y agrotóxicos.

  • Mantenerse en movilización permanente.

  • Fomentar y multiplicar los proyectos de educación alternativa en nuestras organizaciones, que fortalezcan la solidaridad frente a la deshumanización del mercado.

  • Enfrentar la transmisión de mensajes mediáticos anticampesinos con medios alternativos.

  • Convocar a la juventud y fomentar políticas incluyentes para las nuevas generaciones.

  • Proponer políticas públicas claras para que tengan eco y apoyo en el resto de la sociedad.

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