17 de octubre de 2015     Número 97

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

Diálogo entre conocimiento campesino y conocimiento científico

Ivette Perfecto Universidad de Michigan


FOTO: Judy and Ed

Hablaré de la agroecología como ciencia. Voy a empezar por el trabajo que se publicó en 2009, denominado Agricultura en una encrucijada. Fue resultado de una evaluación internacional del papel que juega la ciencia para el desarrollo de la agricultura. Aunque el texto reconoció que estamos en una encrucijada, en el resumen ejecutivo apareció una sola vez la expresión soberanía alimentaria, y también una sola vez la palabra ecología. E implicó mucho incorporar tales expresiones en ese trabajo. Hubo una resistencia enorme.

Obviamente, al mismo tiempo los campesinos estaban haciendo agroecología, lo han hecho por miles de años. Y en los años recientes en particular el movimiento agroecológico ha cobrado ucha fuerza.

Pero han sido los campesinos los que han puesto el nombre de la agroecología en el mapa mundial. Esta publicación salió a la luz hace poco, está en inglés. Se llama Agroecología. Poniendo la soberanía alimentaria en acción.

Pensé que sería interesante ver la perspectiva de una variedad bastante grande de diferentes agricultores, campesinos rurales, urbanos y trabajadores agrícolas, y aquí muestro unas citas:

“La agroecología es una oportunidad de recuperar y despertar el conocimiento que traemos con nosotras”, Yolanda Gómez y Blanca Moreno, dos trabajadoras rurales de campo en Estados Unidos.

“Cada sitio en el mundo debe construir su propia agroecología”, dice Janaina Stronzake, de Movimiento de los Sin Tierra, de Brasil, para indicar que la agroecología es local.

Una campesina de Estados Unidos dice: “Nosotros los campesinos siempre estamos estudiando, pensando, observando”. Ella es Dana Hof, quien recalca aquí cómo los campesinos están absorbiendo lo que hay en su medio ambiente, están experimentando, construyendo este conocimiento. No es un conocimiento estático. Se va construyendo.

Y hay otros pensamientos de campesinos de Haití, Guatemala, del área rural de Estados Unidos, que coinciden en algo así: “La agroecología es la acumulación de los conocimientos culturales ancestrales de los campesinos”, cita de Blain Sniptal, de Estados Unidos.

Lo que podemos ver es que la ciencia de la agroecología o la agroecología como práctica se ha venido promoviendo en todo el mundo, en especial en América Latina. Y en parte ese ímpetu que ha tenido es porque está basada en conocimientos locales, ancestrales. También es una agricultura de bajos insumos y esos insumos están disponibles localmente, se adaptan más a la producción campesina de pequeña escala, con pocos recursos porque está basada en conocimientos locales. La agroecología está adaptada a las condiciones locales. Los sistemas agroecológicos están adaptados a las condiciones locales. Pero la agroecología además de ser un movimiento y una práctica, es una ciencia.

Quiero enfatizar la ecología en la agroecología. Ecología viene de eco, oicos (griego), que significa casa. Es el estudio de nuestra casa, más técnicamente hablando es el estudio de la interacción entre organismos (plantas, animales, microorganismos) y entre los organismos y su medio ambiente, pero la ecología, como todas las ciencias, ha ido evolucionando, cambiando, se van acumulando conocimientos y eso hace que se refuercen algunas ideas y se descarten otras.

En los años 20’s la ecología comenzó como disciplina, y ha venido evolucionando. Un ejemplo está en el balance de la naturaleza. Un ejemplo: en los años 60’s y 70’s había una teoría muy popular, abrazada por el movimiento ambientalista, es la teoría del balance que dice que los sistemas ecológicos están en un equilibrio estable.

Sin embargo, la ciencia de la ecología moderna nos ha demostrado que la mayoría de los sistemas ecológicos no están en equilibrio estable. Puede haber cambios y muchas veces repentinos que llevan a cambios de un estado a otro. Eso ¿qué significa para la agroecología?, que los agro ecosistemas no son estables, o no todos son estables todo el tiempo, al contrario son dinámicos y están constantemente cambiando a veces en direcciones no previstas. Esto representa un reto para los agroecólogos. Un ejemplo contemporáneo es la roya, que llegó a las Américas hace muchos años y causó un poco de problemas pero luego se mantiene a niveles más someros, bajos, y de momento en el 2012, se empieza a regar por América Central y México, propiciando muchas pérdidas. Eso representa un cambio de estado repentino.

Pienso que estos cambios deben estar incorporados a la ciencia de agroecología y son temas que están asociados a lo que conocemos como complejidad ecológica.

Doy un ejemplo del sistema que trabajo, y que es café de sombra. Hay una hormiga que habita los árboles de sombra, hace su nido allí. Y tiene a la vez efectos negativos y positivos sobre el árbol. Son interacciones directas que los campesinos pueden ver en sus fincas. Hicimos un trabajo de investigación donde empezamos con esa premisa de esas dos observaciones y nos dimos cuenta que obviamente además de eso hay muchas otras interacciones que están de cierta forma ocultas, que uno no puede ver directamente pero que están ocurriendo en el sistema y que tienen efectos en el manejo de plagas en el sistema. Estas son redes de interacciones ecológicas. Es un sistema complejo y es importante entonces el diálogo de saberes entre campesinos y científicos. Para hacer este diálogo más divertido, desarrollamos un juego de mesa que contiene estas interacciones ecológicas, algunas de ellas que los campesinos conocen muy bien porque las han visto.

No se trata de enseñar a los campesinos el concepto de complementariedad ecológica, sino de establecer este diálogo entre el conocimiento campesino y el conocimiento científico. Lo que yo argumento es que la combinación de la ciencia moderna y los conocimientos tradicionales de los campesinos puede ser muy poderosa y fortalecer el conocimiento agroecológico .La ciencia de la ecología debe formar parte de la defensa intelectual del movimiento agroecológico campesino.


De holocaustos y genocidios:
el Glyphosato de monsanto

Sebastiao Pinheiro Fundación Juquira Candirú, Brasil

Sobre la vida en el planeta sobresalen unas pocas especies, que por su organización reciben el nombre de seres “ultra sociales”. Entre ellos destacan los humanos que al alcanzar el “antropoceno” tomaron conciencia de su capacidad de modificar y hasta destruir la vida en el planeta, pues acumulamos gran experiencia desde nuestro origen.

Holocausto es una palabra de origen griego y hebreo que significasacrificio consumido por el fuego”. Los ejemplos son múltiples y están registrados en la web, en el espacio tiempo de la historia. Holocausto tiene la referencia en la modernidad con Hitler, Stalin, Hiroito, Truman, Pol Pot y otros menos sanguinarios por la baja intensidad de sus acciones como Videla y Pinochet o Napoleón y algunos reyes contra curdos, armenios, árabes, zulús etcétera.

Entonces holocausto es la matanza de una parte de la sociedad. Cuando su dimensión es mayor, se trata entonces de un genocidio, que puede ser aún más silencioso y sanguinario y tener finalidad de rentabilidad o lucrativa. Eso es lo que vamos abordar.

Estoy en algún lugar en el mundo donde me reuní con agricultores que pierden sus becerras por las bacterias Criptoclostridium (C. dificille) y Salmonelosis (Salmonella spp).

Es alarmante que en países centrales estas enfermedades sean ya epizootias en pollos y cerdos.

Nuestro mundo está cada vez más extraño: informaciones clasificadas en el medio científico, académico y tecnológico empiezan a escapar o a ser intencionalmente liberadas por personas, entidades y movimientos. Esto va a crear un abanico de versiones para encubrir responsables y culpabilidades.

Ya estaba en otro país cuando recibí la información privilegiada: Monsanto patentó su Glyphosato como bactericida-fungicida (controla bacterias y hongos).


FOTO: Environmental Working Group

Quien estudia la molécula química en cuestión sabe de su estabilidad ambiental y mínima descomposición microbiana, termal, fotoxidación, etcétera, además de su persistencia en el suelo y agua.

Bueno no son muchos los que saben que el Glyphosato tiene patentes industriales desde el Imperio Austro-Húngaro y Alemán como secuestrador de metales (minerales) en reacciones químicas de interés industrial como limpieza de calderas y tuberías (1920, 1930) y después uso militar como desmineralizador de combustible de cohetes A4).

Su acción herbicida fue descubierta al final de los años 60’s en Estados Unidos, en los escurrimientos del agua de limpieza de las cañerías y calderas.

En el libro producido por Monsanto en la década de 80’s, relata su capacidad de “secuestrar minerales” en el metabolismo de las plantas, pero omite sus efectos sobre las metal-proteínas (proteínas ligadas a elementos minerales) impidiendo su formación. Ocurre que las metal-proteínas son estratégicas en el metabolismo y autopoiésis de los seres vivos, principalmente microorganismos. Entre ellas se destacan las “enzimas”, catalizadores biológicos de máxima importancia en la vida. Existen millones de enzimas conocidas y otras aún por conocer. El ejemplo de las selenio-proteínas es esclarecedor. El selenio es un mineral traza en la nutrición humana, animal y vegetal. Las selenio-proteínas son responsables de la neutralización y eliminación de toxinas de bacterias, hongos y acción de metales pesados; por tanto, son estratégicas para el sistema inmunológico. Los alimentos que contienen selenio son normalmente ricos en lípidos (nueces) y grasa animal.

Siendo el Glyphosato un secuestrador de minerales e inhibidor de la formación de metal-proteínas, ¿cuál es su impacto sobre la salud humana, animal y vegetal? La ciencia privada sabe y calla por los intereses económicos clasificando sus resultados como rigor militar y actúa sobre la ciencia pública haciéndola cómplice.

En Rusia fue hecho público recientemente un estudio con un uso de microorganismos para degradar moléculas de fosfonil (Los fosfoniles son moléculas muy conocidas y formadoras de los más poderosos gases venenosos modernos (VX, VX-B, Vxplus) de los arsenales de países centrales. Fueron usadas 15 bacterias pero solamente cinco conseguirán atacar el Glyphosato.

En la evolución de la vida de los microorganismos encontramos dos grandes grupos:

  1. Los saprófitos que no necesitan destruir o matar células para alimentarse y

  2. Los patógenos que obligatoriamente usan toxinas para matar o destruir células y poder hospedarse sobre ellas.

Uno de los mecanismos recientemente estudiados está el del hierro (Fe). Como saprófitos y patógenos no se pican, los saprófitos poseen la capacidad evolutiva de bloquear el acceso al hierro en el medio ambiente.

Para entender eso lo mejor es decodificar una acción de las abuelas con sus nietos cuando se herían con alambres o hierro oxidado. Ellas agarraban una cebolla, ajo, u otra planta medicinal, la calentaban y la ponían sobre la herida. El azufre presente en la cebolla, ajo u otra planta bloqueaba químicamente el hierro y el patógeno tenía el acceso impedido evitando gangrenas, tétanos y otras enfermedades.

Lo que la ciencia ahora descubrió es que la presencia de residuos de Glyphosato en agua, alimento, aire y ambiente está desmineralizando alimentos y agua por medio del secuestro de ellos para el metabolismo y autopoiésis de los seres vivos.

Con el uso creciente de semillas transgénicas resistentes al Glyphosato, la contaminación alimentaria y medioambiental creció exponencialmente.

Eso trae un nuevo trastorno en la lucha entre saprófitos y patógenos. Para evitar la presencia de los patógenos, los saprófitos buscaban reducir la presencia de hierro (Fe) en el medioambiente y lo hacían por medio de conjugados denominados sideróforos. Los siderofóros son importantes protectores, uno de ellos es el complejo B (B12). Lo que ocurre ahora es que los residuos de Glyphosato (fungicida) combinados con los metales, reducen la acción de la formación de los siderofóforos que protegen a los seres vivos exponiéndolos a la acción de los patógenos.

Ocurre que las Salmonellas y Criptoclostridium son los seres más resistentes al Glyphosato y empezamos a ver el resultado en varios países, las puntitas de témpanos del genocidio que hará los holocaustos y masacres como el de Nankin, Katyn, Ruanda Burundi, Kampuchea, parecen meros incidentes no noticiables, al final mercadotecnia también es parte de la industria de alimentos (agronegocios). Como dicen los brasileños: “Agosto es el mes del disgusto, mes del perro loco”. La verdad es que los perros no tienen culpa ninguna, ni son ultra sociales e infelizmente viven en el antropoceno comiendo ración y comidas con residuos.

Finalmente conseguimos discernir dos casos extremamente importantes.

Alimentación de las ciudades
y el desarrollo de la agroecología

Pierre Vuarin Director de la Universidad Internacional Tierra Cuidadanía, Francia [email protected]


FOTO: U.S. Department of Agriculture

La alimentación de las ciudades es una preocupación política central. En muchas urbes hemos olvidado esta problemática y los mercados han estructurado los sistemas alimentarios. Es necesario retomar la preocupación por este tema. Hoy día se observan cadenas largas y frágiles de alimentación; un gran consumo de energía y por tanto un fuerte impacto ecológico, pues la alimentación representa el 43 por ciento de la huella ecológica del planeta.

Hay una cantidad importante de desechos (550 kilos por cada persona y por año en Europa). Asimismo hay problemas de sobrepreso, que afectan a 29 por ciento de los niños y a 61 por ciento de los adultos en el caso de América Latina. Esa situación, más otros problemas ligados con la alimentación, derivan en el uso de importantes proporciones del presupuesto de salud de las naciones. Por otro lado, persiste la incapacidad de la población pobre para acceder a la alimentación. Es indispensable establecer una gobernanza alimentaria en las ciudades y en los territorios. Esto quiere decir impulsar el arte de gobernar la alimentación, implicando a los diferentes actores públicos y privados y articulando los diferentes niveles de poder en relación con un principio de subsidiaridad alimentaria.

Se hace necesario resolver los problemas alimentarios de manera local, más cerca de las personas y con la participación de las personas. Esto llevaría a desarrollar políticas alimentarias para las ciudades y sus territorios vecinos con una serie de acciones. Algunos principios para avanzar en este reto son: la designación de los responsables políticos a nivel de las autoridades locales; contar con espacios abiertos de diagnóstico y de propuestas con la participación de actores públicos y privados, de los ciudadanos y de investigadores; establecer una instancia política de coordinación de las acciones, y transparencia de las acciones y de los resultados.

El contenido de una política alimentaria de una ciudad y de su territorio consiste en: 1) Preservar los espacios productivos urbanos y peri urbanos, para la agricultura, la pesca y la acuicultura. 2) Favorecer, mantener, modernizar los mercados públicos; ayudar a la creación de cadenas cortas de alimentación. 3) Una política de abasto sostenible y con productos locales a instituciones públicas, con productos de la agricultura familiar y agroecológica (con destino en escuelas, universidades, hospitales, oficinas públicas, cárceles, etcétera). 4) Un programa político de acciones para diferentes públicos: adultos mayores (canastas de alimentación, comida con entrega a domicilio, compras colectivas); jóvenes (informaciones sobre nutrición y actividades para enfrentar la obesidad); poblaciones desfavorecidas (autonomía y calidad de la alimentación). 5) Valorización de los productos y de las culturas alimentarias locales: marcas de productos locales, promoción de recetas de cocina de la cultura gastronómica local, etcétera; 6) Reducción de los desechos, con otra forma de gestión y valoración de éstos.

Conclusiones: En las ciudades existe una demanda de productos sanos, agroecológicos. Es importante contar con una política nacional en favor de la agroecología y desarrollar, a escala local, políticas y nuevas gobernanzas de la alimentación, que representen una palanca de cambios a favor de la agroecología.

 
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