Jerusalén.

El gobierno israelí comenzó este miércoles el despliegue de cientos de soldados en las principales ciudades del país y estableció puestos de control en las zonas árabes de Jerusalén este, anexada y ocupada por Israel, en el contexto de una serie de medidas adoptadas por el gabinete de seguridad para contener la oleada de violencia de ciudadanos palestinos contra israelíes.

El gabinete aprobó además otra serie de medidas de castigo y disuasión contra los palestinos: fueron llamados mil 400 reservistas de la policía de fronteras, se dispuso de 300 efectivos de seguridad para los transportes públicos en Jerusalén, se destruirán casas de autores de atentados, se incautarán sus bienes y se revocarán sus derechos de residencia permanente.

Asimismo, se resolvió que los restos de atacantes palestinos muertos no serán devueltos a las familias para su entierro. El ministro de Seguridad, Gilad Erdan, explicó que las procesiones funerarias de palestinos que atacan a israelíes suelen convertirse en una exhibición de apoyo al terrorismo e incitación al asesinato, y sugirió que sean enterrados discretamente en cementerios lejanos.

Israel es ocupante en Jerusalén y debe poner fin a esa situación. Esta es la clave de la paz y la estabilidad, afirmó Saeb Erekat, alto funcionario palestino. Decisiones como las adoptadas por el gabinete israelí vierten gasolina al incendio. Las medidas de castigos colectivos, muertes, arrestos y demoliciones de casas y confiscaciones de terrenos sólo conducirá a la escalada de la situación.

El presidente palestino, Mahmoud Abbas, insistió en su llamado a una movilización de la comunidad internacional para actuar inmediatamente contra las violaciones de la ley internacional, la ley humanitaria y derechos humanos. La representación palestina en Naciones Unidas dijo que buscan una fuerza internacional de protección en Jerusalén, que distienda la violencia.

Las autoridades palestinas denunciaron que en los últimos días ha habido también unos mil 400 palestinos heridos, incluyendo 33 periodistas, y 800 arrestados por las fuerzas israelíes de ocupación.

Este miércoles, en Jerusalén, la policía israelí mató a dos árabes armados con cuchillos, entre ellos uno que hirió levemente a una mujer.

En las últimas dos semanas, desde que comenzó esta oleada de violencia, ocho israelíes han muerto a puñaladas y tiros, mientras 32 palestinos han muerto baleados por la policía o el ejército: 14 de ellos identificados por Israel como atacantes y 17 abatidos mientras enfrentaban a pedradas a las fuerzas israelíes.

La actual crisis estalló hace un mes, a raíz de una disputa por la visita y el derecho a rezar en la Explanda de las Mezquitas en Jerusalén este, que musulmanes y judíos consideran sagrada.

El secretario estadunidense de Estado, John Kerry, anunció que viajará pronto a la zona para ver si puede apartar la situación del precipicio.