Para atacar el cambio climático y lograr el desarrollo sustentable hay que reconocer que no es posible hacerlo si se depende de los combustibles fósiles; tendría que haber una transformación sustancial de los estilos y patrones de producción y consumo, señaló Luis Miguel Galindo, jefe de la Unidad de Economía para el Cambio Climático de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

Esto implica reconocer que el transporte público debe ser una prioridad en nuestros países, que deben tener sociedades más incluyentes. Hay una doble inequidad, no sólo en los países que contaminan menos, que sufren muchas veces los efectos más importantes del cambio climático, como es el caso de América Latina, sino que también dentro de las sociedades es muy probable que los pobres sean los más vulnerables.

El experto, autor hace siete años del equivalente del estudio Stern para México, el cual, al igual que el análisis a escala mundial que se presentó en 2006 planteó que es mucho más barato invertir en mitigación del cambio climático que sufrir los impactos de él, indica que para el país se hicieron un conjunto de recomendaciones. Entre ellas se encuentra que se debe avanzar más aún, sobre todo en la idea de que un desarrollo sustentable incluye lo económico, lo social y lo ambiental, y que no se puede resolver solamente lo económico dejando fuera lo ambiental o lo social. Necesitamos una economía mucho más incluyente para llegar a una senda baja en carbono; por ejemplo, es mucho más fácil cumplir metas de mitigación cuando estamos basados en transporte público de calidad, moderno, eficiente, que cumplirlas basadas en un transporte privado, ineficiente, viejo.

En entrevista recordó que todos los estudios Stern, incluido el de México, muestran que es mucho más barato, sale más económico, invertir en mitigación que sufrir los impactos del cambio climático. Hay ciertamente un problema sobre quién paga por todo este proceso de mitigación. Reconociendo responsabilidades comunes pero diferenciadas entre los países, se ha avanzado en entender la forma en que se realizarán los procesos de mitigación a escala internacional.

Agregó que ya se reconoce que es prácticamente inevitable un aumento de por lo menos 2 grados centígrados de temperatura en el clima mundial, por lo que ha adquirido mayor relevancia el problema de la adaptación.

Ahora, el acuerdo que se negocia con base en las Contribuciones Nacionales Previstas y Determinadas –las metas voluntarias de cada nación para re­ducir emisiones de gases de efecto invernadero–, busca dar un tiempo a los países para que tengan oportunidad de tener los procesos adecuados para implementar las estrategias de política pública y ajustar sus economías a los procesos de mitigación y adaptación que tienen que hacer. Esto, porque se prevé que el acuerdo que se firmaría en diciembre en París entrará en vigencia en 2020.

Es importante pensar que no solamente se trata de mitigar, sino de reconocer que dado que hay un aumento muy probable de 2 grados centígrados de temperatura, va a ser importante la adaptación, es decir, la preparación para hacer frente a los efectos del calentamiento global, señaló.