Amigos y colaboradores rindieron homenaje al poeta, fallecido el 25 de septiembre pasado
Su espíritu nos parece el mejor ángel que puede acompañar este encuentro
, expresó el titular de Cultura del GDF
Evocaron su humor, su memoria y su búsqueda por “la sencillez estilística; huyó como perseguido de guerra del metaforeo”, apuntó el escritor Marco Antonio Campos
Domingo 11 de octubre de 2015, p. 2
De pie y con aplausos concluyó el homenaje a Hugo Gutiérrez Vega en el foro central que lleva su nombre en la Feria Internacional del Libro del Zócalo. Fueron tres cosas al mismo tiempo: en primer lugar, el reconocimiento a su obra, el recuerdo que tienen de él los amigos, la lectura de sus poemas; en segundo, la presentación de una nueva edición de su poemario Cuando el placer termine, y también la ceremonia oficial de inauguración del encuentro editorial.
Antes de que se iniciara el homenaje, el titular de la Secretaría de Cultura del Distrito Federal (GDF), Eduardo Vázquez Martín, convocó a representantes de las organizaciones que participan en esta feria, entre ellos la promotora cultural Paloma Sáiz, de la Brigada para Leer en Libertad, a subir al escenario de este foro central, donde ya estaban listos Lucinda Ruiz, esposa de don Hugo durante 55 años, los escritores José Ángel Leyva y Marco Antonio Campos, así como Luis Tovar, quien colaboró con el diplomático en la dirección de La Jornada Semanal.
Hemos querido hacer honor al maestro y a su espíritu, aquí presente. Esta feria es posible porque la hacemos entre todos: organizaciones, universidades, el Gobierno del Distrito Federal, por eso su carácter es la pluralidad y eso es también la obra de Hugo, es la experiencia de un hombre incluyente, comprometido, crítico, conversador, amigo de muchos, pero con una posición clara y propia
, dijo Vázquez Martín.
Recordó que Gutiérrez Vega nos acompañó a todos con alegría. Hombre de poesía, de escena; editor, diplomático, amante del mundo y la vida. Su espíritu nos parece el mejor ángel que puede acompañar esta feria del libro
.
Cuando el placer termine, 40 años
José Ángel Leyva, poeta y director de La Otra, editorial que publica Cuando el placer termine, habló de una de las características de la personalidad de don Hugo: su memoria. Lo que un poeta trabaja es su memoria. Estamos aquí para presentar este libro con el que ganó el Premio Aguascalientes de Poesía en 1975, cuándo él tenía 41 años. Es un libro que está a la mitad del camino de un hombre que piensa en el principio del placer pero también en el final; todo el principio del placer anuncia el final, porque la felicidad no es permanente. Los poetas trabajan sus versos para dejar la memoria y repiten los mismos temas porque la vida de los hombres es la misma en cualquier momento de la historia, pero la manera como cada uno escribe es lo que valoramos
.
Más que pensar en la no presencia de Hugo, dijo el escritor, tenemos que celebrar su existencia, que fue un hombre feliz, gozoso, que dejó una memoria muy rica, espléndida y que a todos en algún momento nos dejó estos destellos de humor. Creo que todos reíamos mucho con sus historias
.
El periodista Luis Tovar subrayó que Cuando el placer termine habla de todas esas cosas que lo ocuparon a lo largo de su vida, entre otros: el escenario, la cultura, la piel y el erotismo. Este libro tiene 40 años y medio de haber sido publicado y muestra a Hugo entero, maduro, joven aún, pero que además está vislumbrando lo que viene para él en el terreno de las letras, y es al mismo tiempo la suma de lo que había sido. Es una obra fundamental en la obra de Hugo
, fallecido el pasado 25 de septiembre.
Ejemplarmente honrado
Marco Antonio Campos, quien prepara una edición crítica sobre la obra de Gutiérrez Vega, recordó que se conocieron en los años 70, cuando don Hugo era director de Difusión Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y cómo esa amistad fue creciendo con los años. Mencionó el amor del premio Nacional de Ciencias y Artes por el cine, que era un hombre cumplido en todas sus funciones, ya como diplomático o escribiendo para el periódico. Ejemplarmente honrado
, buscó en la poesía “la sencillez estilística y huyó como perseguido de guerra del metaforeo y la decoración parnasiana”.
Gutiérrez Vega fue un poeta viajero, o como él se decía, un peregrino, alguien que como pocos conoció tantas ciudades y pueblos del mundo, pero siempre llevó sobre los hombros a Guadalajara y Lagos de Moreno. Nunca lo abandonó el gusto de vivir, la alegría de vivir, y dentro de eso el amor a la mujer, a una mujer
, Lucinda, quien leyó algunos de los poemas de don Hugo, entre ellos el último que escribió y que se publicó el domingo pasado en La Jornada Semanal, dedicado Aylan Kurdi, el pequeñito sirio encontrado ahogado en una playa de Turquía.
Entonces, ella pidió un Padrenuestro para recordarlo: ese era el ritual que ambos seguían antes de cada homenaje. Finalizó la oración. Y entonces los aplausos de pie fueron en recuerdo de don Hugo.