
Ricardo Yáñez
Coral
Con una bic escribe en su cuaderno, quién la viera, la Coral.
Quien la viera tan sin sentirse observada, contenta, nada más, haciendo lo que hace.
Ahí va el camión con ella y todo el grupo y ella nomás mirando, como el chino, y escribiendo.
No todo el tiempo escribiendo, pero tampoco tan de vez en cuando. Atenta, no concentrada, atenta a lo que pasa.
Y lo que va pasando ahora es el paisaje, y lo que va pasando en este ya otro ahora es su mirada sobre su escritura, que es también (imagino, no me atrevo a mirar) otro paisaje.
¿Es poeta? No. Es persona.
O sí, poeta, pero asentada, secretamente quieta, siempre.
El ruido de la poesía, de los poetas, no le afecta, le llega como un rumor, como un rumor de nube, de montañas que pasan, de cielo azul y dulzor que no sabe saber a dulzor, que apenas, y eso quizá, está aprendiendo a saber.
Ella sabe mirar ese rumor.
Y el paisaje, el cuaderno y los poetas, que aunque no hacen silencio procuran su silencio, su hablar desde el silencio, bien lo saben. |