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Tejiendo sueños de libertad
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Autoridades del penal de Juchitán, Oaxaca, preparan una exposición de artesanías elaboradas por los internos (hamacas, bolsas de hilo, cuadros, flores de jabón y piezas de carpintería, entre otras)Foto Diana Manzo
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 25 de septiembre de 2015, p. 35

Juchitán, Oax.

Más de 50 hombres trabajan de pie, incesantemente, como abejas en colmena, con aguja e hilo de seda sobre un bastidor de madera. Son hamaqueros de tiempo completo y reos del penal de Juchitán, fundado en 1982.

Mi jornada es de siete de la mañana a siete de la noche. En un día realizo una mecedora de madera con cubierta de hilo de seda. Los domingos mi esposa se lleva los pedidos. Esta es mi forma de vida y la de mis compañeros, refirió José, quien ha purgado 18 de los 40 años de su sentencia.

Una vez que pasamos lista nos reincorporamos a trabajar; parecemos hormiguitas o abejas. Estamos firmes. Mientras unos cubren de hilo sus agujas para comenzar a tejer la hamaca, otros lijan madera, elaboran cuadros, resinas, imágenes. Los jóvenes que no tienen responsabilidad de mantener a una familia se refugian en el deporte o simplemente ven la televisión, agregó.

Carlos, oriundo del Istmo de Tehuantepec, dice que en la prisión comprendió la importancia de trabajar para dar sustento a su familia. Él purga sentencia desde hace más de 10 años en un espacio cerrado, sin contacto social.

Los hamaqueros terminan su producto en cuatro días y lo venden hasta en 2 mil pesos. Compran la materia prima a proveedores que los visitan cada semana.

En el centro de internamiento de Juchitán hay 155 reos; 85 por ciento construyen hamacas, 13 por ciento tejen bolsas con hilo de hamaca o elabora cuadros, flores de jabón y piezas de carpintería y sólo 2 por ciento reciben apoyo económico de sus familias.

El pase de lista empieza a las 7 horas. Llegan aseados, porque se les prohíbe caminar sucios y con malos olores. Para consumir sus alimentos cada uno lleva un vaso y un plato de plástico. No se permite vidrio ni otros materiales que pudieran servir de armas.

Noventa por ciento reciben visitas diarias o semanales. Comparten alimentos en el comedor principal, charlan, pero no se olvidan de sus artesanías.

A seis meses de ser nombrado director de la prisión, Rubén García busca impulsar las artesanías, y con escuelas particulares organiza una exhibición.

Me sorprendí de ver tanto talento. Ellos pidieron esta exposición y les vamos a cumplir, dijo.