Con la sucesión en puerta y la estabilidad como divisa universitaria en lo que va del siglo, el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Narro arrancó la última etapa de su rectorado, la más compleja, según dijo, el adiós.

En ese empeño, ante la élite de la comunidad, ofreció una transición estable: Los he convocado antes de que la Junta de Gobierno inicie su labor, con el objetivo de que no exista la menor duda de que estoy preparado para ser un buen ex rector.

Como marca la ortodoxia universitaria, Narro ofreció una transición sin sobresaltos, con la discreción como aporte a los complicados tiempos de renovación en la UNAM, tiempos que demandan de la comunidad un ejercicio de pluralidad y tolerancia.

En la Sala Miguel Covarrubias, compartieron espacio potenciales sucesores y buena parte del grupo de notables que habrán de auscultarlos para definir el futuro inmediato de la institución, la Junta de Gobierno, que se hicieron en su mayoría presentes, en el recinto para atestiguar el balance de la gestión de Narro.

Toda la plana de ex rectores –en primera fila–, buena parte del Patronato Universitario, las dirigencias sindicales que coexistieron con la autoridad sin sobresaltos laborales en estos ocho años, doctores honoris causa, investigadores eméritos, directores de facultades e institutos y más de 100 becarios selectos por su desempeño académico y deportivo, reunidos en esta sala que ha atestiguado un sinfín de actividades culturales.

El mensaje para dar parte a la comunidad del documento Logros de la UNAM 2007-2015 llevó implícita la despedida de Narro y en ese carácter se dio licencia para ir de la reivindicación de logros, que corresponden a quienes ayudaron a alcanzar los objetivos, al reconocimiento de tropiezos, que los asumió como responsabilidad personal.

Contrario a las formas discursivas propias de los funcionarios públicos, Narro optó por dejar la estadística fuera de su mensaje. Previamente, un video había sistematizado la evolución institucional bajo su gestión, por lo que el rector sólo se permitió citar los siguientes números: Me siento orgulloso de que en estos ocho años, el total de alumnos de primer ingreso a la Universidad ascendió a 710 mil, en tanto que se titularon 154 mil y se pudieron graduar 32 mil especialistas, 22 mil maestros y 5 mil 700 doctores, además de que egresaron de nuestro bachillerato, casi 210 mil estudiantes.

En la sala, al menos una docena de aspirantes a relevar a Narro escuchaban el saldo final de este periodo que heredarían en caso de contar el aval de la Junta de Gobierno. Todos entre las tres primeras filas: pasado, presente y futuro de la UNAM.

Cumplida la ceremonia. Algunos ex rectores cerraron filas con Narro de cara al proceso sucesorio: La clave es que los asuntos universitarios sean resueltos por los propios universitarios. Aquí cabe todo, menos las personas externas a la comunidad que quisieran interferir. Esas no tienen cabida. La legislación universitaria no lo permite. Sentenció el ex rector, Juan Ramón de la Fuente, en entrevista.

Para José Sarukhán la Junta de Gobierno siempre ha tenido la virtud de ser muy cuidadosa y meticulosa y lo debe seguir siendo en el futuro. Todo eso de popularizar sus debates, no tienen cabida aquí.

Pero las formas universitarias de sucesión, también concentran críticas. Imanol Ordorika, director de Evaluación Institucional, censuró la obstinación para mantener esquemas cuestionados e insistió, ante el numeroso contingente de reporteros que lo abordaron, en un cambio: no estamos exigiendo nada que no se haga en otros espacios del país, no es ninguna demanda desmedida ni que vaya contra la autonomía. Es perfectamente factible que los candidatos, organizados por la Junta, presenten públicamente sus programas, que se difundan sus comparecencias y que la Junta fundamente su decisión.

Y si durante su mensaje el rector aceptó la dificultad de decir adiós a una tarea tan grata y un goya lo acompañó al final de su intervención, ya fuera de la sala los asistentes se la pusieron más complicada: aplausos, largos abrazos, despedidas y hasta decenas de selfies se le requerían antes de su partida.

En medio del revuelo de la despedida, el protocolo universitario en tiempos sucesorios, dio pauta para los primeros acercamientos informales entre aspirantes y los notables electores, previo a los encuentros oficiales que están por venir. Mañana se expide la convocatoria, con la que arranca la sucesión.