El segundo paquete de reformas, que consolide a las denominadas estructurales y que le interesa al gobierno federal, deberá discutirse con rapidez, porque con el elemento de la sucesión presidencial de 2018, tres años se van en un abrir y cerrar de ojos, definió el coordinador del PRI en la Cámara de Diputados, César Camacho Quiroz.

Entonces hay que hacerse cargo de la velocidad con que hay que discutir y aprobar, expuso en entrevista con La Jornada.

Para el ex gobernador del estado de México, el Congreso debe concretar las reformas hasta donde den y planteó que si los resultados de los cambios impulsados desde el gobierno de Enrique Peña Nieto nos ayudan electoralmente, qué bueno; pero si no, ni modo.

Sin embargo, acotó que para el tricolor pensar sólo en el efecto electoral sería una visión “cortoplacista y un poco mezquina: ‘Hago las reformas sólo para que me vaya bien’. Hay que hacer las reformas para que le vaya bien al país, y lo digo de buena fe, no de ingenuidad”.

Concluida la primera semana de trabajo legislativo, Camacho Quiroz resaltó que la 63 Legislatura inició con acuerdos relevantes, entre otros constituir en los próximos días una segunda comisión que indague la desaparición de 43 estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos, de Ayotzinapa, Guerrero.

“Un acto deleznable, condenable que no puede quedar impune, cualquiera que sea su conclusión. Lo más delicado para el país, las instituciones y la convivencia, lo que puso de relieve es la colusión entre el poder y grupos criminales. Porque la pregunta es, con grado de preocupación, ¿cuántos potenciales Ayotzinapa puede haber en el país? De penetración del crimen organizado en el poder político.

Porque, además, evidenció una depauperación de la política, una especie de darle la espalda a los ciudadanos y estar en favor de intereses inconfesables, expresó.

Actualmente, la alianza con el Partido Verde y Nueva Alianza le permite al PRI contar con lo que Camacho Quiroz define como una mayoría plural. La postura del coordinador priísta al respecto va en dos vertientes:

No son alianzas inamovibles o selladas con sangre, son alianzas inteligentes, que van a durar sólo mientras honremos todos nuestros compromisos.

Y agregó: nunca adoptaría actitudes de pedantería política, pero tenemos la mayoría. No vamos a echar mano de ella de primera intención nunca, pero sabemos para qué es, porque en cualquier democracia, es aprovechada por quien la tiene, se ejerce. El ejercicio debe obligar a justificarla, no frente a los adversarios, pero sí frente a la sociedad.

–¿Se generaron muchas expectativas sobre los resultados de las reformas o sí avanzan, pero más lento de lo que se esperaba?

–Hay una gran urgencia social, pero es evidente que la gente quiere no sólo cosas buenas, sino pronto. Hay que ser honrados; el Presidente lo ha sido para decir (que) no es un asunto de pocos días ni de pocos meses ni de pocos años. Que no es mágico, hay que empujar las reformas y apurar el proceso. El reto es comunicar, para no generar expectativas que no seamos capaces de cumplir y que la gente nunca sienta que la engañamos, eso sería imperdonable.

–¿Las reformas no están casadas con lo electoral?

–Hago votos porque sí. Es legítimo esperar que haya beneficios electorales, pero no es esa la motivación central, el cálculo no es cuántos votos te da, sino cuántos beneficios provee a la sociedad mexicana.

–¿Cuál va a ser el discurso para que el recorte en el gasto de 2016 sea socialmente aceptable?

–El paquete económico es un reto de la inteligencia y a la racionalidad. O sea, si repartir dinero ha sido complejo, cuando lo que se repartes es poco, más. En consecuencia, el gobierno debe justificar que ese sacrificio se traducirá en un ejercicio racional de las finanzas públicas, en un presupuesto inteligente, bien direccionado, con énfasis en lo social.