Siempre a un solo paso, pero el decisivo al fin. Jhonny González no minimiza lo absurdo que significar quedarse a nada de lo que pudo ser su consagración como peleador de élite, o como un aspirante a las bolsas con cifras imponentes. A convertirse en una estrella a quien todos quieren ver y los rivales suspiran para que les dé una oportunidad.

Porque respeto lo tiene –también lo sabe y no simula falsa modestia–, Jhonny ha rondado esa gloria tan esquiva para la mayoría. Pero cuando parece que la tiene entre las manos se le hace humo.

Tres veces ha ganado campeonatos del mundo, en 2005 en peso gallo de la OMB. En 2011 el pluma del CMB, que se lo quitó otro mexicano, Daniel Ponce de León, y lo recuperó en 2013 para perderlo otra vez. Se lo quitó un estadunidense zurdo al que nadie le concedía fuerza en la pegada, pero que la tuvo el 28 de marzo de 2015, cuando noqueó a Jhonny.

Me ha faltado un pasito en los momentos decisivos, no lo puedo negar, dice Jhonny un par de días después de la derrota que sufrió ante el puertorriqueño Jonathan Oquendo el sábado en la pelea de respaldo de Floyd Mayweather ante Andre Berto en Las Vegas.

Pero no pierdo las esperanzas de que aún puede llegar una pelea grande, confía.

La noche en la que Mayweather se retiró del boxeo, Jhonny tuvo el escenario inmejorable para reponerse de la caída que sufrió ante Russel en marzo de 2015. La pelea fue apasionada y explosiva, pero no fue suficiente para que el mexicano convenciera a los jueces en Nevada, que le dieron la victoria a Oquendo.

La experiencia nos dice que cada que un mexicano va a Las Vegas te enfrentas a este panorama, afirma Jhonny.