Con más de 20 grupos de artesanos de ocho estados de México y variedad de diseños y colores, la séptima feria Tápame con tu rebozo se lleva a cabo desde el jueves hasta este domingo en el Museo Nacional de Culturas Populares.

El rebozo, prenda tradicional femenina que se ha convertido en patrimonio cultural, es el centro de la expoventa que muestra colores, diseños y materias primas de buena parte del país. Algodón, lana, seda, colorantes, plumas y muchos otros materiales, realizados por la creatividad de reboceras.

En la apertura de la muestra, Alejandra Fraustro, directora general de Culturas Populares, dijo: Nos sentimos abrazados cada vez que nos ponemos un rebozo, y me siento abrazada porque estoy rodeada por los artistas de tejido más sofisticados que hay en este país.

Explicó que este textil es en México cuna y mortaja, nos acompaña toda la vida, y tener la posibilidad de estar en el museo con casi 30 tejedores que puedan explicar al público qué patrimonio tienen en cada pieza, cuántos años de conocimiento lleva una pieza, el tiempo de creación y el simbolismo, es una oportunidad única.

También dijo que en el lugar las reboceras pueden contar sus técnicas ancestrales, la manera en la que tiñen, en la que urden esta bella realidad. Cada año, hay sorpresas, porque hay novedades, nuevas técnicas o creaciones que su arte nos deja ver.

Por su parte, Carmen Vázquez, representante de la sociedad cooperativa Chis Ka Nal, invitó al público a visitar la muestra y admire los trabajos producidos por la agrupación asentada en Chiapas.

En el museo, localizado en avenida Hidalgo número 289, colonia Del Carmen, Coyoacán, se pueden apreciar piezas realizadas con diferentes técnicas, como el telar de cintura, tejidas con algodón, seda, lana y engalanadas con plumas, por ejemplo; con una amplia gama de diseños y colores y precios que oscilan entre 200 y más de mil pesos.

Los artesanos indígenas tzotziles, purépechas, zapotecas, nahuas, mixes, amuzgos y zapotecos provienen de Chiapas, Estado de México, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Michoacán, Oaxaca, Puebla, Querétaro y San Luis Potosí.

Reboceras de Michocacán y Chiapas explicaron a este diario que la enseñanza para el tejido de esta prenda pasa de generación en generación y que su hechura puede variar de 15 días a mes y medio de trabajo en varias horas al día.