Alrededor de 328 bocinas de las 8 mil 200 que integran el sistema de altavoces de la ciudad de México fallaron durante la prueba sonora de la alerta sísmica que realizó ayer al mediodía el Gobierno del Distrito Federal, por lo que en algunas zonas no se escuchó o el mensaje que se transmitió segundos antes, para avisar del ejercicio, se distorsionó.

El gobierno capitalino informó que la prueba facilitó la identificación de fallas en menos de 4 por ciento del total de los altavoces, situación que, aseguró, se atenderá. Anunció que el próximo viernes 18 de septiembre a las 12 horas se llevará a cabo otra, con duración mayor, previa al simulacro programado para el sábado 19 de septiembre, día en que se cumplen 30 años de los sismos de 1985.

Una hora antes las autoridades transmitieron un mensaje para informar que se llevaría a cabo la prueba, la cual duró 10 segundos a 100 decibeles, por lo que en punto de las 12 horas, a través de la bocina que se encuentra en la esquina de 20 de Noviembre y Plaza de la Constitución, una voz femenina anunció, entre la distorsión, la medida.

Las personas que se encontraban en el cruce en espera de la luz verde del semáforo se limitaron a escuchar el mensaje. Mientras frente al Gran Hotel de la Ciudad de México la gente preguntaba: ¿Qué dijo? En las tiendas de ropa de la calle Madero el sonido de la música opacó al de la alerta sísmica.

En Paseo de la Reforma, la alerta apenas se escuchó procedente de algún poste de la colonia Juárez. Si bien hay cámaras de seguridad en la vialidad de una de las zonas turísticas más importantes de la ciudad, en la parte próxima al Senado éstas carecen de altavoces y el ruido del tráfico, aun cuando no era intenso a esa hora del día, hizo imperceptible la alerta que se activó por unos cuantos segundos.

El tiempo que duró el sonido en avenida Insurgentes apenas se escuchó, porque era más fuerte el ruido de vehículos que el de las bocinas. No obstante, la alarma sorprendió a Claudia y a su hija al cruzar el elevado puente sobre Insurgentes, a la altura de la estación del Metrobús La Joya.

Las dos se quedaron inertes, justo a la mitad del paso. La madre preguntó a un hombre que caminaba junto: ¿Está temblando? ¿Va a temblar? El joven se siguió de frente y apresuró su camino; ya abajo sólo alzó la mirada.

Pocas fueron las personas enteradas de la prueba sonora, quienes alcanzaron a escuchar la advertencia, detuvieron su paso, miraron a su alrededor y al ver que no pasaba nada siguieron su camino.