EE’PX: una cuentacompleta
Nuevas lecturas de Floriberto Díaz Gómez (1951-1995) desde el siglo XXI

Tajëëw Díaz Robles


Floriberto Díaz en Tlahuitoltepec Mixe, Oaxaca,1991.
Foto: Mariana Rosenberg

A Sofía y Anastacia

Floriberto Díaz Gómez murió la madrugada de un 15 de septiembre hace veinte años. En el calendario agrícola mesoamericano, todavía vigente en algunas comunidades en la actualidad, veinte días hacen un mes. A los recién nacidos se les hace una celebración a los veinte días de su nacimiento, en la veintena comen su primer maíz. El sistema de numeración mixe, al igual que el sistema de muchas culturas mesoamericanas, es vigesimal. Es por eso que en los rituales y ofrendas es un número al que se recurre. Veinte es un ciclo, una cuenta completa. Hace veinte años que Floriberto ya no escribe con su propia mano, pero sus pensamientos, su vida, su legado e incluso sus textos, han sido releídos y reescritos. Muchos de sus lectores son personas que lo conocieron, mujeres y hombres que coinciden, o no, con algunos de sus planteamientos. Otros lectores lo conocen únicamente a través de sus textos. Hoy, para recordar y conmemorar un ciclo de su ausencia física, he pedido a algunas personas, que conozco y admiro, que me compartieran sus lecturas de Floriberto, no sólo las lecturas en papel, o digitales, sino también las lecturas narradas, a partir de las reflexiones, de las charlas, de los intercambios sobre los planteamientos de una persona que no conocieron en vida. Una escritora y profesora de literatura, una lingüista mixe, un artista gráfico y editor, un joven antropólogo defeño y un hacker-activista han escrito un poco sobre ese encuentro con Floriberto Díaz.

Saúl Hernández Vargas es editor y artista gráfico oaxaqueño, ha sido una de las personas que más ha compartido los textos de Floriberto Díaz a personas que yo pensaría que nada podrían encontrar de interesante en ellos. Tan equivocada estaba en mi postura que en su proyecto de lectura colectiva Ediciones Patito he encontrado muy interesantes comentarios. Comenzaré esta serie de comentarios sobre los textos de Floriberto con lo que Saúl nos comparte:

“Floriberto Díaz es un buen escritor. Sus argumentos tienen el balance exacto entre la discusión teórica informada y los datos empíricos de la vida cotidiana que comparte tanto a nivel personal como comunitario. Me interesa su concepto de comunalidad, especialmente porque, como en pocos otros teóricos, central en él es la experiencia del trabajo humano desde su acepción más amplia y materialista —procesos de producción y reproducción en nuestra relación con la naturaleza— y en su condición más concreta en las comunidades de la sierra mixe que conoce bien:
el tequio”:
Cristina Rivera Garza

“En uno de sus ensayos, John Berger describe la poesía de Nazim Hikmet como un ‘compás geométrico’, capaz de trazar círculos de distintos dimensiones, desde círculos íntimos, y pequeños, hasta otros amplios, mundos en sí mismos, círculos que sobre todo contienen ‘espacio’. Creo que la metáfora es útil para describir el trabajo de Floriberto Díaz, que fue capaz de trazar círculos que rozan o abarcan otros círculos. Ediciones Patito es un proyecto en línea, que explora la dimensión social y política de la lectura, a través de distintas plataformas digitales. Una de ellas es commentpress, diseñada por The Institute for The Future of the Book. Ésta nos permite leer (colectivamente) y comentar al margen: habitar el texto, como si ese texto, ya habitado, fuese una fábrica de ideas no concluidas y de discusiones abiertas. Desde ahí leemos al antropólogo mixe Floriberto Díaz. Nos interesa su trabajo pues, a diferencia de otros pensadores, parte de una comunidad y práctica concreta, material y viva. Ésta nos permite pensar en el ejercicio de lectura y escritura colectiva como una forma de tequio; bien dice la intelectual maya Gladys Tzul Tzul que el tequio produce ‘riqueza concreta’. En este caso, la riqueza concreta es un conjunto de ideas generadas, mejoradas, extendidas, por las personas participantes; algo parecido a lo que pasa con el software libre: el bien individual, de cada usuario, depende del bien del colectivo: de la mejora que entre todas hagan al mismo programa informático. Valga decir: ¿A qué retos estéticos y políticos —parafraseando a Cristina Rivera Garza— nos arroja el hecho de escribir, editar y distribuir textos en un contexto como éste: México, 2015, precarización de la vida, mercantilización de todo? Creemos que la lectura de Floriberto, y la lectura de la comunalidad, podrían ayudarnos a esbozar algunas respuestas, incluso, en esos ámbitos que parecen asépticos y lejanos, geográfica y políticamente, al lugar desde donde se origina y desarrolla su pensamiento”.

Saúl me presentó a Cristina Rivera Garza en Oaxaca, historiadora con una sólida carrera literaria y también profesora de la Universidad de San Diego. En marzo de 2014 Cristina escribió un artículo: “Cultura mixe: Donde me siento y me paro”, que comenzaba hablando de Rulfo y después desarrollaba el texto sobre su lectura del libro de recopilación de escritos de Floriberto:

“Habrá que empezar por decir que Floriberto Díaz es un buen escritor. Sus argumentos tienen, quiero decir, el balance exacto entre la discusión teórica informada y los datos empíricos de la vida cotidiana que comparte tanto a nivel personal como comunitario. A mí en particular me interesa su concepto de comunalidad, especialmente porque, como en pocos otros teóricos, central en él es la experiencia del trabajo humano desde su acepción más amplia y materialista —procesos de producción y reproducción en nuestra relación con la naturaleza— y en su condición más concreta en las comunidades de la sierra mixe que conoce bien: el tequio. Aunque son pocas las teorías literarias o de escritura que intentan conectar el trabajo del lenguaje con el trabajo abstracto/concreto de comunidades enteras, las ideas de Floriberto Díaz me permitieron empezar a explorar esta posibilidad. La conexión entre la dimensión espiritual —los planos horizontales y verticales que confluyen para que exista una identidad a la vez individual/comunal— y la dimensión cotidiana, carnal, de la producción y reproducción de la vida, de las condiciones de esa vida, le dan espacio a una discusión más amplia, más material, más corporal, más diversa en términos lingüísticos y raciales, de los procesos escriturales en el mundo de hoy. Un ejemplo ideal en este caso, es el capítulo donde registra el proceso a través del cual se creó en los 80s una versión más o menos uniforme de la escritura mixe: sus puntos de vista que combinan una multiplicidad de factores pero que siempre atienden a la pregunta de la producción y la reproducción de procesos concretos me recordaron los análisis, por ejemplo, de Juri Parikka en Geology of Media. La clara conciencia de la tierra como un elemento activo, como una fuerza dinámica en la producción de la vida cotidiana, le viene muy bien a una época que se esfuerza por dar el salto hacia las dimensiones no-humanas (descentralizadas) de nuestra experiencia”.

Floriberto se formó académicamente como antropólogo, por eso es importante preguntarle a los antropólogos de las nuevas generaciones sobre lo que les aporta o puede llegar a interpelarles sus textos escritos hace más de 20 años. Emiliano Zolla Márquez es un joven antropólogo. Su tesis de doctorado fue una etnografía sobre el pueblo mixe; después de Salomón Nahmad y Etsuko Kuroda, su trabajo es el más reciente texto de este tipo sobre la región. Su trabajo coincidió con la publicación de una compilación de los textos de Floriberto:

“Tuve la fortuna de que la antología que reúne los escritos de Floriberto Díaz apareció justo en el momento en que me encontraba haciendo mi trabajo de campo en la región alta de la Sierra Mixe. Esa feliz coincidencia significó que el pensamiento de Floriberto me acompañó a lo largo de mi recorrido por los pueblos ayuujk y fue la guía para reconocer la interminable diversidad de los pueblos serranos. Los textos del pensador de Xaamkëjxp no sólo me permitieron entender cómo fue el tránsito del dominio de los caciques hacia un esperanzador proyecto de autonomía basado en la soberanía colectiva, sino que también me mostró otras posibilidades de pensar y hacer antropología. El pensamiento de Díaz es, en cierta forma, una anti-antropología: una feroz crítica del papel de la antropología secular indigenista y de la antropología religiosa de los misioneros católicos, tradiciones que Floriberto conoció de cerca y a las que desafió en la teoría y en la práctica. Sin embargo, esa anti-antropología no fue nunca anti-intelectual; por el contrario, fue la formalización de lo que (creo) constituye el fundamento del pensamiento ayuujk: un pensamiento capaz de construir lo social, lo cultural y lo político sin necesidad de recurrir a los mecanismos del Estado (y del capital) y una práctica vital cuyo eje es lo heterogéneo y que, por lo tanto, se realiza en la diversidad, a la que constantemente reproduce. Así, la anti-antropología de Floriberto no es sino una de las posibilidades de la antropología ayuujk. Tristemente, no conocí en persona a Floriberto Díaz, pero no es difícil imaginarlo generoso con los suyos y con los otros. Para los antropólogos, parte de su generosidad consistió en revelarnos y compartir con nosotros el tizón oculto que su pueblo guardaba para el fuego del día siguiente.”

Una de las lecturas más inesperadas para mí es la que hace un hacker-activista. Tuve la fortuna de coincidir con Jaime Villarreal del Rancho Electrónico en un Encuentro de Activismo Digital de Lenguas Indígenas que se realizó en Oaxaca. Las lenguas indígenas, en tanto vivas, cada vez tienen más presencia en los soportes digitales y la comunidad de usuarios de software libre tiene planteamientos muy pertinentes en cuanto al uso y acceso de estos ya no tan nuevos medios. Al respecto Jaime comparte:

“Los principios de la vida comunitaria documentados en los escritos de Floriberto Díaz ofrecen una gran enseñanza para la comunidad hacker-activista en México. En nuestros proyectos los recursos compartidos, el trabajo colectivo y el consenso son ejes importantes. Somos personas con voluntad de compartir. Pero los términos más asociados con nuestro trabajo como el software libre, la cultura libre o el procomún, conceptos que fueron creados para desafiar el copyright y la propiedad privada, no escapan de su marco jurídico ni de su lógica. Son insuficientes para describir todo a lo que aspiramos. Pues en el fondo sabemos instintivamente que no requerimos una licencia para compartir. En este sentido los escritos de Díaz nos rescatan los referentes de una forma de vivir en cooperación que es milenaria, que nunca existió en los términos de la propiedad privada y que por más de 500 años ha resistido ser atrapado por ello. Sólo tenemos que voltear hacia los pueblos originarios para ver la autonomía en práctica. Puede que ya seamos citadinos y hayamos perdido nuestra relación con la tierra ya que algunos pocos espacios físicos y otros virtuales son nuestros únicos campos productivos. Pero al leer las descripciones detalladas de Díaz sobre la tierra, la comunidad, y el trabajo comunal me siento conmovido. ¿Habrá algo de esto de la comunalidad que aún queda en nuestros genes? ¿Podemos contemplar la vida geométrica? Mientras tanto Díaz nos deja una tarea en términos que nos quedan claros. Resistimos la imposición institucional de la ciencia y la tecnología pero no las negamos. Las apropiamos bajo nuestras condiciones, siempre que refuerzan las bases de una vida y filosofía comunitaria.”

Le pregunté a Yásnaya Elena Aguilar Gil, lingüista de Ayutla Mixe, por qué el pensamiento de Floriberto, escrito y no escrito, puede ser importante en la actualidad para los pueblos mixes. En los últimos años Yas ha reflexionado mucho sobre la educación, la lengua mixe y lo mixe, Floriberto Díaz se interesó y trabajo en procesos para la creación y fortalecimiento de una educación pertinente y por la importancia de mantener viva la lengua mixe:

“Los principios de la vida comunitaria documentados en los escritos de Floriberto Díaz ofrecen una gran enseñanza para la comunidad hacker-activista en México. En nuestros proyectos los recursos compartidos, el trabajo colectivo y el consenso son ejes importantes. Somos personas con voluntad de compartir. Pero los términos más asociados con nuestro trabajo como el software libre, la cultura libre o el procomún, conceptos que fueron creados para desafiar el copyright y la propiedad privada, no escapan de su marco jurídico ni de su lógica”:
Jaime Villarreal,
del Rancho Electrónico

“Lo lingüístico es político. En momentos en los que las lenguas indígenas se erigen como un aspecto cultural más cerca del folclor que de un posicionamiento político, las ideas de Floriberto Díaz sobre la importancia de la lengua mixe dentro de la construcción de la autonomía se convierten en un recordatorio urgente. Las lenguas distintas a las que respalda el Estado pueden convertirse en territorios cognitivos libres desde los cuales se pueden plantear estrategias de conceptualización y resistencia para los pueblos indígenas. Desde el uso de palabras ayuujk para categorizar elementos fundamentales de la organización comunitaria hasta un planteamiento de sistema educativo propio, para Floriberto Díaz la lengua no es un rasgo cultural aislado que salvar, es un elemento fundamental desde el cual ejercer la autonomía del pueblo mixe, desde el cual pensarla y practicarla. Lengua y autonomía, una relación que desde las instituciones y el propio movimiento indígena parece en estos momentos lejana, se revela, en palabras y pensamiento de Floriberto Díaz, más evidente que nunca.”

Aquí faltan muchas voces. La mayoría de las que aquí convoco son voces cuyos encuentros con Floriberto no podía imaginar. Nosotros, mis hermanos Tonantzin, Konk y yo, no tuvimos oportunidad de platicar con él sobre sus escritos. En cambio lo vimos cumpliendo sus cargos en la comunidad; y sentimos su ausencia cuando se encontraba fuera de casa dando seguimiento a los procesos en los que creía y se comprometía. Mentiría si dijera que no me gusta que me hablen bonito de mi padre, pero también estoy consciente de que si sus textos llegan a lectores fuera de la sierra mixe, también será necesario volver a leerlo desde el presente de nuestras comunidades. Han pasado veinte años y todavía es necesario.

Tajëëw Díaz Robles, politóloga ayuujk originaria de Santa María Tlahuitoltepec Mixe, Oaxaca. Es hija de Floriberto Díaz Gómez  y de Sofía Robles, fue la primera presidenta de Tlahuitoltepec y es activista social y miembro de Servicios del Pueblo Mixe (SER A. C.)