El arte popular, dentro del conjunto de las industrias culturales, puede ser la llave de una vida mejor para muchos hombres y mujeres que combinan tradición, excelencia e innovación, afirmó la historiadora Cándida Fernández.

Al respecto, reconoció la importancia de valorar, reconocer, estudiar, apoyar y promover esa vertiente cultural de los pueblos, así como a sus hacedores.

Durante la presentación de los tres tomos del libro Grandes maestros del arte popular de Iberoamérica, efectuada la noche del jueves, la directora general de Fomento Cultural Banamex destacó que ese tipo de expresiones deben ser consideradas no sólo desde el punto de vista artístico, debido a que tienen, también, trasfondo económico y social determinantes.

En su opinión, es imperativo reconocer el quehacer de los grandes maestros y artesanos en general, los cuales son capaces de transmitir en sus obras la inspiración del arte popular de su comunidad, conservan las técnicas que heredaron, las enriquecen y las hacen evolucionar.

Acompañada en el acto por las antropólogas Marta Turok y Claudia Balarin, así como la promotora cultural Alejandra Frauso, directora general de Cultural Populares del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Cándida Fernández detalló la trascendencia de este trabajo editorial, publicado por Fomento Cultural Banamex.

Rechaza Turok visión despectiva

Fernández explicó que los libros forman parte del Programa de Apoyo al Arte Popular establecido por esa instancia en 1996 con la finalidad de reconocer el valor artístico del quehacer artesanal tradicional.

Indicó que Grandes maestros del arte popular de Iberoamérica tiene como antecedente una exitosa iniciativa dedicada a México y dijo que esta obra implicó seis años de trabajo: de 2007 a 2013

El proyecto implicó la integración de una colección. su documentación en los tres tomos, así como exposiciones itinerantes montadas de forma ininterrumpida desde 2011 en 10 países.

Marta Turok reconoció el enorme esfuerzo de logística para elaborar este monumental trabajo, que abarca 24 millones de kilómetros cuadrados, al reunir la labor de artesanos de la península ibérica y desde México hasta la Patagonia.

Para la antropóloga, este viaje por el arte popular muestra las similitudes en algunas técnicas y formas, particularmente en los metales, la cerámica, las tallas y algunas de las expresiones textiles. Sin embargo, dijo, siempre hay un detalle, un sello de identidad que va a distinguir la producción por comunidad y pueblo, aderezado por ese toque artístico de los maestros.

Rechazó la visión despectiva que tiene la historia del arte del costumbrismo y explicó que por medio de su visión y quehacer los artesanos comparten la vida festiva cotidiana de sus comunidades, tanto la real como la espiritual y la religiosa.