El padre de los menores fallecidos pide a los gobiernos árabes que ayuden a la gente
Sábado 5 de septiembre de 2015, p. 3
Kobani.
Los dos niños sirios que se ahogaron en Turquía junto a su madre cuando trataban de llegar a Grecia fueron enterrados en la ciudad siria de Kobani este viernes. La fotografía del cuerpo varado en una playa de Bodrum de uno de los niños, Aylan Kurdi, de tres años, apareció esta semana en periódicos de todo el mundo, provocando la compasión y la indignación ante lo que se percibe como inoperancia de las naciones desarrolladas en la ayuda a los refugiados.
Abdullah Kurdi, su padre, lloraba mientras los cuerpos eran enterrados juntos en la ciudad mayormente kurda de Kobani, cerca de la frontera con Turquía.
Los tres cuerpos fueron transportados en avión a una ciudad turca fronteriza con Siria desde la cual vehículos fúnebres con escolta policial los llevaron a Kobani. Legisladores turcos acompañaron a Abdullah Kurdi hasta Kobani. A los periodistas y un grupo de gente solidaria se les impidió pasar un retén a tres kilómetros de la frontera.
Decenas de dolientes se agruparon en torno de los cuerpos cuando los tendieron en la tierra seca y yerma del Cementerio de los Mártires. Las paladas de tierra alzaron nubes de polvo.
Algunas tumbas están marcadas de manera improvisada con bloques de concreto.
El padre de la familia ha explicado que decidió intentar llegar a Europa con su esposa, Rehan, y su otro hijo, Galip, de cinco años, además de Aylan, después de que Canadá, donde vive su hermana, rechazó su pedido de asilo.
En declaraciones en el cruce fronterizo, Kurdi afirmó que esperaba que la muerte de su familia motivara a los estados árabes a ayudar a los refugiados sirios.
“Quiero que los gobiernos árabes –no los países europeos– vean (qué pasó a) mis hijos y que por ellos ayuden a la gente”, indicó más temprano a periodistas en el cruce fronterizo, mientras las ambulancias trasladaban a los tres cuerpos desde Turquía a Siria.
La ruta entre Bodrum, en Turquía, y la isla griega de Kos, a sólo unos pocos kilómetros, es una de las más cortas entre Turquía y Grecia, pero sigue siendo peligrosa. Cientos de personas tratan de cruzarla todos los días a pesar de los riesgos bien conocidos.
Abdullah Kurdi dijo que la embarcación sobrecargada volcó momentos después de que el capitán, que fue descrito como un hombre turco, entró en pánico y abandonó el barco, dejando a Abdullah como el capitán de facto de un pequeño bote superado por un mar agitado.
La agencia de refugiados de la Organización de Naciones Unidas (Acnur) estima que más de 300 mil personas utilizaron rutas marítimas peligrosas en lo que va del año para llegar a Europa y unas 2 mil 500 perdieron la vida en el intento.
Conmovidos e indignados al ver el pequeño cuerpo de Aylan Kurdi sobre la playa turca, artistas de todo el orbe reflejan con pinturas, dibujos y fotos en que interpretan la fotografía que se viralizó y dio la vuelta al mundo el drama de la migración y estas obras circulan en medios y redes sociales.
Por otra parte, el primer ministro de Australia, Tony Abbot, mencionó que la imagen de la muerte de Aylan recuerda la necesidad de poner fin al tráfico de personas y da la razón a la política migratoria restrictiva de su país.
En Australia existen dos mecanismos para repeler la migración, colocar en campos de retención en islas del Océano Pacífico (como Manus, Papúa Nueva Guinea o Nauru) a los indocumentados e interceptar a los barcos con migrantes y repelerlos a su punto de tránsito, a menudo Indonesia.