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El Episodio VII: el despertar de la fuerza se estrena el próximo 18 de diciembre

J.J. Abrams dejó de lado al niño fan para contar una historia más de Star Wars

Para él, la devoción de los fans no lo presiona, porque esa pasión me entusiasmó para ser cineasta

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No puedo pensar en nada que desearía haber hecho de otro modo, dice el cineastaFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Viernes 4 de septiembre de 2015, p. a10

Nueva York.

Imagina por un momento que estás en un desierto árabe diciéndole a C3PO qué hacer.

Tal fue la peculiar experiencia de J.J. Abrams, quien pese a su propia trepidación se introdujo en la ópera espacial de George Lucas con la tarea de llenar las monumentales expectativas por Star Wars, episodio VII: el despertar de la fuerza.

Para el cineasta de 49 años, quien creció siendo un fanático de Star Wars, parte del reto era enfrentarse cara a cara con el mundo de fantasía que tanto conocía y amaba.

Esa fue una constante en la producción de la película: momentos en los que mirábamos a nuestro alrededor y nos dábamos cuenta de lo que estábamos haciendo, suspirábamos un poco y seguíamos, dijo Abrams en una entrevista reciente.

“Cuando uno está en el plató del Halcón Milenario o mirando a C3PO a los ojos para darle dirección, es muy fácil que el admirador en uno aflore. Pero nuestro trabajo era estar ahí para contar esta historia, no como el niño fan”.

Gracias a esos niños y niñas que se hicieron fanáticos de La Guerra de las Galaxias, muchos de ellos hoy hombres y mujeres, no hay ninguna película más esperada este año que El despertar de la fuerza, que se estrena el 18 de diciembre.

La emoción comenzó hace meses con pequeños adelantos, fotografías y tráilers que han avivado el apetito de los cinéfilos.

El entusiasmo, que se había apaciguado tras la decepción que generó la trilogía pasada, alcanza otra vez la velocidad de la luz gracias a nuevos elementos prometedores (como el androide rodante BB-8), el retorno de integrantes del elenco original y el mismo Abrams, ya un héroe de confiar de otra galaxia: Star Trek.

Abrams es como una nueva esperanza para la serie (ahora propiedad de Walt Disney Co), que ya se prepara para lanzar una meteórica tormenta de secuelas y materiales derivados.

Millones de dólares están en juego, pero la Fuerza, como dicen, es fuerte. Se espera que Star Wars-Episodio VII supere los 500 millones de dólares a escala mundial sólo en su fin de semana de estreno.

Y pensar que Abrams al principio no quiso hacerla. Con la intención de enfocarse en material original, se había negado a heredar Star Wars, pero la presidenta de Lucasfilm, Kathleen Kennedy, logró convencerlo.

“Hablamos de lo que este mundo sería, este universo, casi 40 años después del Episodio VI y la idea de que estos personajes hayan sobrevivido. Y hay toda una nueva generación que quizá no sepa quiénes fueron estos personajes, o que había escuchado de ellos pero no necesariamente creyó que eran de verdad”, dijo Abrams. Sentí que era tierra fértil.

Eso significa que una mezcla de rostros familiares, ahora mayores (Harrison Ford, Carrie Fisher, Mark Hamill, Peter Mayhew como Chewbacca) y nuevos (entre ellos Oscar Isaac, Adam Driver, Max von Sydow) atarán El despertar de la fuerza con los filmes originales.

El proyecto se hizo en secreto extremo, siempre con la amenaza de filtraciones y la mirada vigilante de los devotos. Los fans de Star Wars han diseccionado cada fotograma y lo han analizado todo, desde la física de un sable de luz hasta el diseño interior de un avión de combate TIE.

Trabajar en medio de esa pasión extrema, dice Abrams, fue más un incentivo que una presión.

Por un lado es increíble y comprensiblemente estresante, porque hay toda esta expectativa en torno al mundo que George creó, dijo. Por el otro, es algo de lo que nunca me quejaría ni vería de manera negativa, porque es la emoción, la expectativa y la pasión por este mundo lo que me entusiasmó, no sólo para hacer esta película, sino para ser cineasta.

La Fuerza es un poder mítico invisible, pero la materia de Star Wars –de su galaxia– es táctil: el horizonte melancólico de Tatooine; el frondoso bosque de Endor, el planeta de los Ewok; las entrañas derramadas de Tauntuan. Esas son cualidades tangibles que dotaron a las películas de Lucas de un realismo exótico y artesanal.

Al reconocer esto, Abrams se dispuso a combinar las herramientas de la animación computarizada moderna con efectos de la vieja escuela y escenarios reales. Esa estrategia, dice, dio buenos resultados a la hora de capturar el espíritu de Star Wars.

No puedo pensar en nada que hayamos hecho que no luzca o se sienta más auténtico o que desearía haber hecho de otro modo, dijo Abrams. En la medida de lo posible tratamos de hacer las cosas en cámara. Eso significa que muchos artistas estuvieron construyendo cosas con madera, pintura y gomaespuma, construyendo escenarios que pudimos haber hecho en posproducción. Esto dio a los actores la ubicación real, la luz solar o escenografía verdadera, algo en que reflejarse, y a la película una sensación de que se está en un lugar real, no artificial.

Por más que Abrams trató de mantener a su niño interior al margen, sí se permitió una maravilla: ver a Fisher, Hamill y Ford nuevamente en sus papeles.

Lo increíble para mí fue lo fácil que parecieron meterse de nuevo en sus personajes, dijo Abrams. Para mí era un hecho, por ejemplo, que Harrison Ford iba a estar en esta película, pero no podía estar seguro de que Han Solo estaría. Es decir, no había visto a Han Solo en casi 40 años. Y no fue sino hasta que llegamos al foro que tuve la respuesta. Fue extraordinario ver cuán fácilmente Harrison Ford se convirtió en Han Solo de nuevo.