El affaire Ramos-Trump
n día después de que el periodista de la cadena Univision Jorge Ramos fue expulsado de la conferencia de prensa que Donald Trump ofreció en Iowa, decenas de artículos aparecieron en la prensa estadunidense y en la mexicana, condenando a Trump, y algunos también el protagonismo
de Ramos.
En lo que más bien pareció un intento de ganar los reflectores, Ramos no se percató de que ganó un debate que no era tal, al exhibir la intransigencia de Trump, que lo expulsó del salón en que se efectuaba la conferencia. Cuando Trump y su equipo se dieron cuenta del error, invitaron a Ramos a regresar. A partir de ese momento, Trump hizo lo que él sabe hacer con singular y sibilina maestría, tergiversar las preguntas de su interlocutor para responderlas como más le conviene. En algo que más bien pareció una representación teatral y no una conferencia de prensa, Ramos insistía al precandidato republicano para que respondiera cómo deportaría a 11 millones de indocumentados, y si dicho procedimiento no era una violación a los derechos humanos. Trump no desperdició la ocasión y respondió en forma sarcástica, más bien para complacer a sus fanáticos, que no para responder a Ramos. Por ello no sorprendió que al día siguiente Trump repuntara en el apoyo de un sector de opinión identificado con sus groseras manifestaciones.
Por las razones que se quieran, no pareció del todo inteligente pretender una conversación seria en una conferencia de prensa con un histrión, quien por añadidura era dueño del micrófono. En ésta y situaciones similares, invariablemente Trump termina llevando agua a su molino. Ahora, aprovechó la oportunidad para dirigirse a un sector del electorado que no está convencido de las bondades de una regularización para los millones de indocumentados que Ramos pretende defender.
Tal vez la consecuencia más trascendente de este zipizape es que Trump reiteró la visión que muchos republicanos tienen sobre los migrantes. Jeb Bush, a quien se considera favorito para representar a su partido en noviembre, fue uno de los que tropezaron con el tema. Declaró que las chinas viajan a EU para dar a luz con la finalidad de que en la familia exista un estadunidense, por las ventajas migratorias que eso representa. Con tal declaración abrió un debate aún más trascendente: la pertinencia de modificar en la Constitución el precepto de que cualquier persona que nace en EU, por ese solo hecho, es ciudadano estadunidense
. No está claro hacia dónde se orientará este debate, pero pudiera tener implicaciones muy adversas para millones de migrantes. Veremos.