Opinión
Ver día anteriorSábado 29 de agosto de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Una zancadilla al doctor Joel Robles Uribe
E

n homenaje a un hombre de verdad, por su honradez, coherencia y perseverancia, como el doctor Joel Robles Uribe, recientemente traspasado, me permito recordar una de las tantas zancadillas que le puso la vida.

En este caso fue por obra y gracia del gobierno federal, que en aquel tiempo lo encabezaba Gustavo Díaz Ordaz, conocido cariñosamente por un gran sector de la ciudadanía como el Boca Juniors.

Cuando Robles Uribe cumplía 32 años fue electo presidente municipal de San Blas, puerto costero de su natal Nayarit. Su cabecera, no obstante las glorias de antaño, cuando de ahí zarpaban muchos barcos con dirección al norte llevando, entre otras cosas, muchos barriles de vino mezcal de tequila, estaba muy sobajada. Un poco de pesca de ostión y robalo, algo de agricultura de sus terrenos feraces y pocos turistas de clase media baja que iban de Tepic y Guadalajara a pasear por el precioso estero de la Tobara y a remojarse en sus aguas. Después irían también surfeadores gringos a la vecina playa de Matanchén.

Tenía dos o tres hoteles de pelo muy medio y se comía en fonditas. Había una de más catego: El Torino, de feliz recuerdo por su comida, la belleza de su cajera y unos caimanes que dormitaban en una pileta. El gran enemigo de su turismo era un casi microscópico mosquito llamado jején, que gracias al estudio que mandó hacer el doctor Robles supimos que durante el día se protegía del calor enterrado en la arena, y al pardear salía con gran entusiasmo a chupar la sangre de los paseantes.

Robles pensó que si durante el día se les sacaba de su madriguera con algún excitante y luego se rociaban las playas con insecticida podría tenerse tranquilidad durante algunos días.

Desde Guadalajara le ayudamos. Se hizo la prueba en un espacio bastante grande: un riego después del otro dieron lugar a que los animalitos tardaran unos cuatro días en volver a ser molestia.

Se hizo una campaña intensa de boca a boca y con modestos recursos universitarios anunciando que San Blas no tendría jején en los siguientes días santos, misma que tuvo gran éxito: hubo éxito.

La operación comenzó como se había previsto: la víspera del arribo de los visitantes llegó la pipa que roció el excitante por toda la playa, los moscos se alborotaron como estaba previsto y…

Hete aquí que la otra pipa que aplicaría el insecticida en todo aquello fue inspeccionada al salir de Tepic por la Escop, como se le llamaba entonces a la patrulla de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, y dado que el chofer cometió la terrible falta de no traer cerillos, el vehículo fue detenido y llevado preso a los corrales que había en la capital del estado.

No tan sólo hubo mosquitos en San Blas en aquellas vacaciones, sino que estuvieron particularmente agresivos.

A pesar del fracaso, gracias a los esfuerzos del presidente municipal y quienes se sumaron a su voluntad, hubo sensibles mejoras y aparecieron varias instituciones benéficas, como una escuela, un dispensario y algo más.

Atento al desempeño de la ciudadanía, el gobierno de Díaz Ordaz premió a Joel Robles Uribe con la cárcel en 1966…

A Mara, con mucho cariño