El guionista argentino participó en la mesa de diálogo de un encuentro mundial
El cine de AL aporta profundidad, altura y complejidad, afirma Eduardo Sacheri
El reto es generar un público fiel, dice el autor de El secreto de sus ojos, ganadora de un Óscar
Sábado 29 de agosto de 2015, p. 9
El argentino Eduardo Sacheri, coguionista de la película El secreto de sus ojos, ganadora del Óscar a la mejor película extranjera en 2009, expresó ayer en entrevista: “Me siento un invitado al mundo del cine; mi trabajo narrativo empezó por los cuentos y las novelas, que son los formatos en los que me siento más cómodo. ¡Me encanta cuando algún director me convoca a trabajar en cine!, como en el caso de El secreto de sus ojos o en Lo que aparece en el viento, que son novelas mías, o como en Metegol, de animación, cuyo proyecto me llevó Juan José Campanella”.
De visita en México para participar en el tercer Encuentro Iberoamericano de Escritores Cinematográficos (EnIbEsCine), Sacheri expuso que esta actividad le parece muy positiva. Estuve en el primer encuentro, que hicieron los chicos de El Garfio en 2011, luego el segundo en 2013; trabajar en cine es muy arduo, difícil; es muy complicado llevar adelante los proyectos. Si escribir un libro y publicarlo es complicado, filmar una película lo es mucho más. Este encuentro es una buena ocasión para hablar y ver alternativas en común. Vengo desde la otra punta de América Latina y analizo que tenemos perspectivas y problemas parecidos, pero también deseos similares
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Hollywood cumple con entretener
Su novela La pregunta de sus ojos fue la base de la historia de la cinta ganadora del codiciado Óscar. Sobre su concepto de Hollywood, compartió: Desde su nacimiento se entendió que el cine es arte y entreteniniento. Hollywood encarna estupendamente el segundo polo. Son estupendos entreteniéndonos. Ahora bien, en América Latina, por nuestra problemática cultural, por nuestras poderosas dificultades, creo que podemos aportar altura, profundidad y complejidad interesantes a las películas. El cine de Hollywood es un buen espejo para buscar ciertas fórmulas de entretenimiento, que son valiosas, y no creo que tengamos que renegar de ellas. Insisto: en América Latina nos podemos sumar con riqueza
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Intervino en la mesa De escritor a escritor, en la que reflexionó sobre el guionismo cinematográfico con la uruguaya Laura Santullo, con moderación del uruguayo-mexicano Nicolás Crossa, en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco, ante un público donde predominaron jóvenes estudiantes de escuelas de cine. Al final de la charla, firmó libros de su autoría.
Los escritores cinematográficos en Estados Unidos son un gremio organizado capaz de parar la industria con una huelga. Esto, en contraste con sus colegas de América Latina, donde la sindicalización es prácticamente nula. Opinó: “La debilidad de la industria en América Latina hace más difícil esa sindicalización y ese poder. Me parece que lo bueno de esa organización en Estados Unidos es que obliga a la industria a respetar la construcción de las historias, que en América Latina –y no digo que suceda siempre– es distinto, porque el guión, la historia, es una cosa más, casi secundaria, cuando en realidad es un aspecto troncal y esencial, y no es el único, porque el cine siempre es un proceso colectivo. En América Latina haríamos bien en aprender del respeto que el cine híperindustrial tiene a los guionistas”.
En su cuello cuelga la medalla de haber colaborado a ganar el Óscar. Consideró: Todo premio es al mismo tiempo azaroso y discutible. Hablamos de arte, y lo que para alguien puede ser malo para otro puede no. La propia noción de premio en el arte es discutible; sin embargo, no reniego de los galardones y me parece que los Óscares tienen un prestigio que vuelve muy interesante la posiblidad de ganarlos. Quien gana tiene enorme respaldo en el futuro, y eso no es desdeñable
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Cineastas mexicanos han destacado en años recientes y ganado Óscares y premios en festivales del mundo. Sin embargo, esas distinciones no se reflejan en el cine nacional. Expuso: Al cine latinoamericano le cuesta generar un público fiel. El espectador habitual de cine en México no es un habitual del cine de su país. Entonces, claro, se termina en esta especie de reclutamiento de cineastas mexicanos hacia la gran industria, donde sí están los capitales. Es válido que nos preguntemos de qué modo podemos acercarnos al público de nuestros países. No digo con esto que hay que olvidar a Hollywood, ni copiarlo, porque ellos harán cada vez mejor lo que hacen. Si logramos que nuestra gente vaya a las salas a ver nuestras películas, eso atraerá a capitales genuinos
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