Beirut. Las protestas contra el gobierno de Líbano se volvieron violentas este domingo, en su segunda jornada consecutiva, y el primer ministro Tammam Salam no descartó renunciar ante el descontento social. El malestar contra el gobierno de unidad, compuesto por varios grupos políticos, llegó a un cénit en semanas recientes por la incapacidad para resolver dónde llevar la basura, en un reflejo de las graves dificultades de un Estado débil. El gabinete de Salam se ha paralizado por rivalidades políticas y sectarias que se han exacerbado por una crisis más amplia en Medio Oriente, que incluye una guerra en la vecina Siria. Al cierre de esta edición no había balance sobre las protestas de este domingo.