Cartas de amor a Stalin, de Juan Mayorga, se presenta en el teatro Jiménez Rueda
el arte no puede ser cómplice del poder
Mijail Bulgákov, la esposa del escritor ruso y el dictador soviético protagonizan esa historia
Viernes 21 de agosto de 2015, p. 6
Un desesperado Mijail Bulgákov, artista atenazado por la tensión entre su vocación de escritor y el ostracismo que sufre en la Rusia soviética, es el protagonista del montaje Cartas de amor a Stalin, que anoche comenzó temporada en el teatro Julio Jiménez Rueda.
Un escenario único compuesto por una lámpara, un sillón, un escritorio y al fondo una vista de Moscú, que luego se transforma en imagen épica de un perfil de Stalin, atestiguan la actuación de la tríada que integran Luis Rábago, Mariana Giménez y Juan Carlos Remolina, intérpretes de Bulgákov, su esposa y el gobernante soviético, en ese orden.
Con la dirección de Guillermo Heras, la obra del dramaturgo y filósofo Juan Mayorga recrea una situación verídica: un personaje que se debate entre la repetición neurótica y la búsqueda de una solución a la falta de reconocimiento, que se concreta en esperar una llamada de Stalin.
Con esa finalidad, ayudado por su mujer, redacta multitud de misivas a la espera de que el mandatario suprima la censura a su obra o le permita viajar al extranjero en un fenómeno parecido a la creación literaria de un personaje, en este caso el de Stalin. No tengo ánimos para vivir en un país en el que no puedo publicar o representar mis obras
, concluye el autor en uno de esos escritos.
Profundo desasosiego
Como un padre o un objeto amoroso lejano, Stalin es el blanco de las cavilaciones de Bulgákov (Kiev, Ucrania, 1891-Moscú, 1940), que rayan en la demencia cuando se pregunta de manera reiterada: ¿Por qué Stalin no responde a mis cartas?, ¿qué estoy haciendo mal?
El protagonista muestra el doloroso bloqueo creativo; además, las razones para esa impotencia creativa. Uno de los puntos dramáticos es la conversación imaginaria entre Stalin y Bulgákov, en la que se expone el trasfondo de las tensiones que agobian al escritor.
La trama explora el terreno de lo sicológico cuando el dirigente soviético exige a Bulgákov claridad en sus deseos y en encontrar las razones de su malestar, como un despiadado terapeuta; también, en la rehechura de la memoria para adecuarla a lo deseado y a la confusión de los personajes en un ambiente que se torna caótico.
En ese periodo de profundo desasosiego el autor ruso comienza a escribir una de sus obras más conocidas: El maestro y Margarita.
Un momento esencial ocurre cuando el ficticio Stalin afirma: El arte no puede ser cómplice del poder
y se lamenta: Es más fácil defender al pueblo de sus enemigos que de ellos mismos
.
La temporada de la obra Cartas de amor a Stalin abarca del 20 de agosto al 27 de septiembre, con funciones jueves y viernes a las 20 horas, sábados a las 19 horas y domingos a las 18 horas en el teatro Julio Jiménez Rueda (avenida de la República 154, colonia Tabacalera, a un costado del Monumento a la Revolución).