Es indispensable entender las causas de la pobreza para combatirla / III
Galbraith: las causas son el equilibrio de la pobreza y la adaptación al mismo
ohn Kenneth Galbraith, JKG (El origen de la pobreza de las masas, Diana, 1982; edición original: The Nature of Mass Poverty, Harvard University Press, 1979) critica la explicación de Raúl Prebisch (RP) de la pobreza masiva
centrada en los términos de intercambio desfavorables a países exportadores de bienes agro-pecuarios, a partir de la evidencia empírica que países como Estados Unidos, Canadá y Australia no son países pobres a pesar de ser importantes exportadores de bienes agropecuarios. (Véase entrega 7/8/15). Parafraseando a JKG resumí la explicación de RP así: los países pobres exportan bienes primarios baratos porque se producen pagando salarios bajos; los países ricos exportan bienes secundarios caros porque se producen pagando salarios más altos
. La crítica de JKG me parece errada porque en la explicación de RP son los excedentes de mano de obra rurales los que deprimen los salarios. Los ejemplos de JKG se refieren a países en los que no hay excedentes de mano de obra y en donde la relación tierra cultivable-población es muy alta, de manera que el valor exportado por trabajador agropecuario es mucho más alto que en los países pobres.
Veamos cómo explica JKG la pobreza de las masas. Empieza diciendo:
La tendencia normal del país rico es buscar la expansión del producto y del ingreso. Y la certidumbre de la recompensa resultante afecta la aspiración –lo que los beneficiarios… llaman en términos rimbombantes incentivos. Si tenemos cierta certidumbre de poder obtener más, vale la pena intentar obtener más. Por contraste, la tendencia en el país pobre es hacia un equilibrio de la pobreza. Un aumento del ingreso puede poner en marcha fuerzas que eliminen tal incremento y restauren el nivel de privación previo. La mejoría se devora a sí misma. Y no resulta irrazonable suponer que una tendencia tan maligna tendría un efecto en la motivación que, como tantas otras cosas, está sujeta a un condicionamiento cultural. Si grandes o abrumadoras fuerzas actúan para inhibir o excluir la mejoría económica, ¿no abandonarán la lucha algunas, si es que no todas, las personas? (p. 48, español; pp. 45-46, inglés; combino la traducción citada con la mía).
JKG continúa diciendo que, tanto en el caso de la tendencia al crecimiento del ingreso en el país rico como de la tendencia al equilibrio de la pobreza en el pobre, hay adaptación; en un caso al mejoramiento, en el otro a la desesperanza de la perspectiva. Para describir los factores del mejoramiento en el bienestar material
de los países ricos acude a Adam Smith, David Ricardo, Thomas Malthus e ignora a Marx. Destaca el ahorro, el desarrollo tecnológico, un sistema social que permita y estimule al individuo para buscar su mejoramiento; y una regulación de todo el proceso, sobre todo por parte del mercado. Para Ricardo y Malthus, añade, el mejoramiento individual requiere controlar la natalidad, que las personas no se reproduzcan hasta los límites de la subsistencia, pero no tenían esperanzas al respecto. Con el tiempo, continúa JKG, se puso en evidencia que en los estadios superiores del desarrollo económico la gente, muy confiablemente, limitaría su reproducción y que el avance científico y tecnológico permitiría que las personas maximicen el disfrute sexual al tiempo que minimizan el resultado procreativo
. Según JKG se alcanzó un consenso sobre los requisitos para mejorar el bien-estar en los países ricos (incluidos los socialistas), y resultaba evidente que esos mismos requisitos se vieran como soluciones universales de la pobreza. El progreso se vio como lo normal y el crecimiento como virtud. Muchas personas, si no todas, podrían aspirar a mejorar su ingreso. Cierta certidumbre de recompensa es sin duda esencial, señala, para el esfuerzo; la motivación es función del éxito. Se dio entonces por sentado que la oportunidad para mejorar y la motivación resultante, al estar presente en los países ricos, deberían estarlo también en los países pobres. Fue un grave desacierto
(p.50, inglés; p.51 español).
Debe hacerse hincapié, continúa JKG, en una primera, aunque evidente, característica de la pobreza masiva: es abrumadoramente un mal rural. Y es ahí donde debe centrarse la atención:
“Es también la pobreza rural la que es insoluble. Aquí la gente ha vivido en o cerca del mínimo necesario de sobrevivencia por un largo tiempo; en términos prácticos, siempre. La condición persiste porque viven en el equilibrio de la pobreza. Es poco lo que permite escapar de una vida en el mínimo de subsistencia. Cuando algo lo permite, hay fuerzas que funcionan para regresar a la gente a un nivel similar de privación al anterior. Aumentar el ingreso no es normal en el medio rural. Es, y ha sido siempre, algo desconocido. El equilibrio de la pobreza rural evoca, como explicación, la mencionada causación circular. Puesto que la vida se encuentra cerca del escueto nivel de subsistencia, no hay ahorro. Sin ahorro y sin inversión de capital, no puede haber, a partir de la economía agrícola misma, ninguna inversión en tecnología agrícola mejorada, sin la cual no puede haber aumento en el ingreso que permita ahorro e inversiones adicionales” (pp.52-53 español e inglés).
Galbraith hace notar, citando algunos estudios, que los campesinos están casi siempre en niveles óptimos de eficiencia, dados sus limitados recursos. Discute qué posibilidad existe de tecnologías mejoradas que no requieran de mayores inversiones. Nota que los híbridos de alto rendimiento requieren de fertilizantes y de riego. Introduce también el papel del riesgo en la comunidad rural pobre:
Para el próspero granjero occidental, una cosecha fallida significa pérdida de ingreso. Esto, si bien desagradable, casi nunca significa privación física y nunca pérdida de la vida. Con esa base tienden los agrónomos… a concebir el riesgo y los asesores profesionales a recomendar el cambio técnico. Para la familia que vive en el margen de la subsistencia, sin embargo, una cosecha fallida significa hambre, posiblemente la muerte. Visto así, el riesgo no es algo que se debe aceptar a la ligera. Entre los muy pobres, la aversión al riesgo, como la llaman los economistas, es muy alta y por razones enteramente racionales.
Volviendo al equilibrio de la pobreza, JKG lo ilustra con el norte y oeste de la India donde dice que los británicos hicieron enormes obras de irrigación, cuyas áreas irrigadas siguen siendo las más extensas del planeta
, y de vías de ferrocarril que aumentaron los ingresos de millones de personas beneficiadas:
El resultado de esta inversión, que aumentó los ingresos de millones de campesinos, fue la sobrevivencia de personas que, de otra manera, habrían muerto; el nacimiento de niños y niñas que no habrían de otra manera nacido. Como consecuencia adicional creció la población; como el incremento de la oferta de alimentos y del ingreso asociado debían compartirse en una mayor población, la gente retornó a, o cerca de, su nivel anterior de privación y se restauró el equilibrio de la pobreza… El primer efecto inevitable de cualquier escape de la pobreza es salvar vidas, incluyendo la de quienes… no habrían nacido porque sus padres estarían muertos. Este escape, por más humanitario que sea, restituye el equilibrio de la pobreza.
Las apremiantes presiones de consumo que la pobreza conlleva hacen improbable que el mayor ingreso se traduzca en inversión. De esta manera, los trabajadores adicionales de una población mayor, con una tecnología inalterada, se enfrentan inexorablemente a la ley de los rendimientos decrecientes. Concluye Galbraith:
En resumen, la pobreza del país pobre niega a su gente los medios para mejorar. Si estos se vuelven disponibles, fuerzas biológicas y sociales, construidas en la estructura de la pobreza abortan el mejoramiento. La pobreza se perpetúa. (p. 57, español; p. 59, Inglés)
Dejo para la próxima entrega el análisis del proceso de adaptación a la pobreza.