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¿Y la voz de los médicos?
E

n estos días volvió a la noticia la cuestión de la obesidad en México. Según reportaje de El Universal, 50 por ciento del gasto de salud del país va dirigido a tratamientos que son consecuencia directa de la obesidad, especialmente diabetes y enfermedades cardiovasculares asociadas con ella. Setenta por ciento de los mexicanos tienen sobrepeso o son obesos. Uno de cada tres niños tiene sobrepeso o es obeso. La diabetes se ha convertido en la principal causa de muerte entre los mexicanos, y se estima que 6.4 millones de mexicanos sufren de diabetes. Estamos hablando de casi 6 por ciento de la población.

Esa obesidad, esa diabetes, es causada en gran medida por la ingestión de azúcar y de harinas procesadas y enriquecidas, de comida chatarra, en otras palabras. Ahora bien, desde un estudio médico del año 2007 sabemos de forma concluyente que el azúcar, ingerido de formas específicas (pero no demasiado raras), genera adicción y funciona en el plano fisiológico de forma parecida a la cocaína y otras drogas sumamente adictivas. Mientras, el gobierno le avienta dinero y más dinero a la persecución de productores y consumidores de mariguana, y permite que las industrias de refrescos y comida chatarra, que figuran entre las más grandes del país, operen como Pedro por su casa. Esas industrias conocen las propiedades adictivas del azúcar y fomentan la adicción a conciencia, como lo hicieron antes las tabacaleras con la nicotina.

¿Y la voz de los médicos? ¿Por qué no se oye más fuerte?

¿Cuántos adictos a la mariguana hay en el país? ¿Cuántos adictos hay a todos los enervantes ilegales juntos? En artículo reciente, Héctor Aguilar Camín resume que todos juntos no llegan a 1.5 por ciento de la población, comparado con 70 por ciento de gordos y obesos, y 5.7 por ciento de diabéticos, ¿existe siquiera un paralelo remoto entre el daño que hace, digamos, la mariguana y el que hace el consumo legal y totalmente desenfrenado del azúcar? La respuesta es no.

¿Y la voz de los médicos? ¿Por qué no se oye más fuerte?

El apoyo presupuestal a las fuerzas armadas no hace sino crecer, bajo el supuesto de que esa institución es la que mejor protegerá la salud de los mexicanos. Mientras, las instituciones de salud pública languidecen, y se apoyan en las fuerzas armadas para desarrollar tareas de prevención que en teoría tendrían que ser de su competencia. Sus directivos son renuentes a entrar a un debate público integral y exhaustivo acerca de los problemas de salud que aquejan al país.

¿Y la voz de los médicos? ¿Por qué no se oye más fuerte?

Se ha separado la discusión de las adicciones a sustancias legales, como el alcohol, el tabaco, el cemento y el azúcar, de la discusión de adicciones a substancias ilegales, como la mariguana, las metanfetaminas, la cocaína o la heroína, haciendo caso omiso de cuáles son los riesgos a la salud pública relativos de cada sustancia, y haciendo de lado una discusión detallada y pública del rango de instrumentos que se podrían utilizar para regular la producción y el consumo, que fuesen alternativas a la criminalización. Para que la criminalización fuese efectiva, tendría que haber un sistema judicial efectivo y cárceles funcionales y presentables. En este momento, pareciera que faltan todavía algunos años para alcanzar una cosa y la otra, pero los problemas de salud no esperan.

¿Y la voz de los médicos? ¿Por qué no se oye más fuerte?

La obesidad y la bulimia, que son producidos ambos por la adicción al azúcar, se padecen, hoy día, en soledad, como si fuesen males individuales. El obeso siente que es obeso por su culpa. El bulímico vomita solo, retorciéndose de culpa y de odio contra sí mismo. Su sufrimiento es, según la sociedad, su culpa y de nadie más. Sólo que eso no es así. O no es del todo así. Las propiedades adictivas del azúcar no son bien conocidas por el público, y la política hacia el azúcar no ha sido tomada en serio por el gobierno. La gente le teme, con razón, a la ingestión de drogas como la cocaína, la marihuana o el alcohol, pero toma botellones de refresco como si fuesen sanos.

¿Y la voz de los médicos? ¿Por qué no se oye más fuerte?

Vivimos en un país con 5.7 por ciento de diabéticos, con 70 por ciento de gordos u obesos. En un país en que la mayor causa de mortalidad es efecto de la obesidad y el sobrepeso. Pero la noticia diaria la domina otra cosa. La domina algo que afecta 1.5 por ciento de la población. La preocupación colectiva está en el temor a las drogas que han sido criminalizadas. Y mientras las legales van dejando una estela de sufrimiento que se padece en soledad, como si fuese culpa única y exclusiva del consumidor.

¿Y la voz de los médicos?