l discurso contra los migrantes se ha hecho más que virulento desde 2008, cuando se inició la crisis estructural. Si bien ésta ha sido una estrategia recurrente en la historia migratoria de los últimos tiempos por casi todas las regiones receptoras, en estos momentos de crisis la xenofobia se agudiza.
Los conflictos derivados del desempleo, de economías estancadas y descenso de los niveles de vida para la mayoría de la población mundial son el caldo de cultivo para ello, pero al mismo tiempo, como señala David Harvey, esos desastres económicos y sociales son la evidencia de que el capitalismo está en graves dificultades
. A pesar de ello, la estrategia política y económica para la salida de la crisis, no parece alejarse de los supuestos del neoliberalismo y de las políticas de austeridad, lo cual augura una mayor degradación del bienestar de la mayoría de la población, al tiempo que los ricos se hacen más ricos. Y aquí hay una poderosa razón de por qué los grupos dominantes buscan evitar cambiar un sistema que les es altamente redituable. No es extraño que compartan una ideología ultraconservadora y xenófoba, y utilicen la táctica de culpar a los migrantes de los desastres económicos.
Desafortunadamente son muchos los ejemplos que dan cuenta de esta innoble conducta. Entre ellos encontramos al multimillonario Donald Trump, con un discurso antinmigrante, especialmente contra los mexicanos, que busca avivar los sentimientos de miedo y, por supuesto, de rechazo contra aquellos a los que acusa de ser responsables de la crisis. Cuando es el modelo neoliberal el que ha generado esos desastres, pero es también el modelo que ha permitido al señor Trump incrementar su enorme fortuna, por lo que resulta muy conveniente que siga funcionando sin cambios. Su pretensión es alcanzar la candidatura a la presidencia por el Partido Republicano. Llama la atención que esos desplantes antinmigrantes, que en un inicio se pensó irían en su contra, le están redituando importantes apoyos y lo colocan en el primer lugar de las preferencias entre los aspirantes a la candidatura del Partido Republicano a la presidencia de Estados Unidos
( La Jornada, 31/7/15).
Pero la estrategia contra los migrantes no es exclusiva de los ultraconservadores de Estados Unidos, pues Hungría, por ejemplo, se ha convertido en una de las naciones europeas más contrarias a la migración, hasta el punto de colocar carteles con propaganda xenófoba y proyectar la construcción de una valla fronteriza para impedir el paso de los migrantes. Según sus detractores, esta campaña gubernamental antinmigración tiene un objetivo político, cuya pretensión es dar votos al partido en el gobierno (Fidesz), además de intentar con ello desviar la atención del aumento de la tasa de pobreza y los escándalos de corrupción. Es decir, que nuevamente los migrantes son utilizados para desorientar y utilizarlos como chivos expiatorios.
Gran Bretaña, por conducto de su primer ministro, David Cameron, había propuesto el endurecimiento de la política migratoria y reducir el flujo para el año 2015. Hace unos días, ante el intento de un grupo de migrantes que buscaba llegar a Reino Unido a través del túnel del canal de la Mancha desde el norte de Francia, comentó que hay un enjambre de personas llegando por el Mediterráneo que buscan una vida mejor
. Expresión que fue duramente criticada por el líder del Partido Laborista al señalar que se trata de personas y no de insectos.
Un informe del Consejo de Europa señaló que los recortes de la Unión Europea, con su política de austeridad, son los culpables del aumento del racismo y acusó a los partidos políticos de utilizar a los migrantes como cabeza de turco
ante el recorte en los servicios sociales. Situación que ha permitido el surgimiento de partidos de ultraderecha y xenófobos en Europa, como el Unión por el Futuro de Austria, el Partido por la Libertad en Holanda, entre otros. Seguir culpando a los migrantes de los problemas que genera el neoliberalismo no sólo inflige terrible dolor y sufrimiento a todas esas personas, que trágicamente alcanza a los más vulnerables, es decir, niños, niñas y adolescentes migrantes no acompañados, sino que está retrasando la posibilidad de un cambio de rumbo que es ahora, más que nunca, apremiante.
Qué lejos han quedado los deseos de la Organización de las Naciones Unidas que en 1974 planteaba su determinación de establecer un nuevo orden económico internacional basado en la equidad, la igualdad soberana, la interdependencia, el interés común y la cooperación de todos los estados… para corregir desigualdades y reparar las injusticias… y garantizar a las generaciones presentes y futuras un desarrollo económico y social en la paz y en la justicia.