El Museo Nacional de la Estampa exhibe 110 obras de la artista, en varias técnicas
La muestra propone reflexionar sobre lo que nos impide hallar nuevas formas de estar en el mundo
Miércoles 5 de agosto de 2015, p. 6
Cómo hacer un duelo personal cuando todo un país está en esa circunstancia y la posibilidad de dar sentido a lo que pasa nos impide encontrar nuevas formas de poder estar en el mundo
, plantea la artista Magali Lara (DF, 1956) respecto de la exposición Intemperie que reúne 110 obras, en su mayoría aguatinta y aguafuerte, pero también dibujo, textil, libro de artista y animación digital, montada en el Museo Nacional de la Estampa (Munae).
En el caso de Lara, la muestra se articula desde una experiencia personal, acompañada de otra de carácter público. Aunque el suyo es un trabajo que data desde hace años, dice que a partir de ciertos sucesos muy fuertes
ocurridos el año pasado en Cuernavaca, donde vive, tuvo la idea de la intemperie. Es decir, esta dificultad que tenemos para dar sentido no sólo a nuestras emociones, sino a lo que se supone que es el futuro
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Se trata de dar forma a esta narrativa que todos compartimos, en que estamos sin nada que nos cubra. Creo que es un sentimiento humano eterno, pero en los años recientes en México cada uno de nosotros lo ha tenido de una u otra manera. Nada te protege. Es la idea de país, de familia, de pareja, cómo estamos construidos, porque esta violencia en efecto nos toca a todos, pero todos la vimos crecer. También es parte de nuestra propia violencia, entonces, eso para mí es el inicio de una reflexión
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Experiencia narrativa
La experiencia narrativa personal, sin ser autobiográfica, pero relacionada con la poesía, es uno de los propósitos de Intemperie; el otro tiene que ver con la investigación de los materiales, así como la museografía y curaduría: La gráfica exhibida en un lugar dedicado a eso tiene que ser leído en un entorno que se vuelve gráfico a la vez
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En charla con La Jornada, Lara se refiere a lo suyo como un lenguaje que no es figurativo ni abstracto, más bien le interesa la composición. De niña quiso ser escritora, pero en la adolescencia el cuerpo me dio un golpe fatal y descubrí que no quería escribir, sino hacer imágenes
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Ingresó a la Escuela Nacional de Artes Visuales, donde más bien se formó como artista gráfica, aunque luego ha hecho otras cosas.
Así como le gustaban la poesía y la literatura, le agradaba el cómic: “Era una época de un cómic más interesante. Me gustaba Jodorowsky y esa especie de cómic underground, sobre todo una mujer llamada Claire Bretecher, quien era muy crítica de los movimientos del 68 y feminista. Eso de que podías criticar tu propio mundo con un dibujo que era feo, que tenía rasgos medio neuróticos, es una de las cosas que yo tenía desde entonces. Un trazo que permite una duda, por así decirlo”.
Obsesión por contar
Magali Lara siempre ha trabajado por series. Primero los objetos domésticos, luego la casa y las plantas. Si hace años pensaba que era autobiográfica, con el tiempo se dio cuenta de que tiene que ver con los diferentes relatos que uno hace de su propia vida. En mi caso he podido conjuntar todas esas voces. No me interesa mostrar que tengo estilo, sino explorar mi obsesión de poder contar de diferentes formas
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Maestra y tallerista en múltiples ocasiones con el Centro de Artes de San Agustín, en Oaxaca, exhibe también obra hecha allí, consistente en grabado realizado en 11 placas que, al alternar las impresiones, se arman distintas narrativas.
La muestra en el Munae termina con una animación digital a cargo de Luis Ordóñez y Minerva Ayón que, con mucha agilidad, pone en movimiento la obra, mayormente en blanco y negro, de la también pintora.
El año pasado se publicó el libro de artista Melancolía (Ediciones Acapulco), que combina obra suya con textos de su autoría.
Intemperie concluirá el 6 de septiembre en el Museo Nacional de la Estampa (avenida Hidalgo 39, Plaza de la Santa Veracruz, Centro).