ájaros de la mañana, hacen más cielo mi casa.

La metáfora dice lo indecible, o lo sólo en metáfora decible: cuadrado pino no es mesa, y hombros de champaña sólo son hombros de champaña.

Un corazón iluminado por la inteligencia, una inteligencia iluminada por la felicidad.

La certeza en el arte traspasa toda certeza.

Que cada palabra lleve lo que dice (Rafael Cadenas), que cada decir lleve las palabras que requiere.

Autoritarismo, moralismo, (auto)complacencia, cursilería, son algunos de los peligros de toda ideología –con sorpresiva frecuencia mera superstición, si no atavismo, flojera de pensar.

Llorar ante la palabra, cualquier palabra, por inmerecida, por sagrada.

Raíz y cielo de todos los demás (cinco, dicen), es el llamado sexto sentido.

No imagino un santo ambicionando ser santo.

La crítica comprende, la maledicencia oscurece.

El lenguaje es un tejido de correspondencias. El poema es un tejido de resonancias.

La artesanía de ser feliz.

No hay nada como saberse parte de una multitud que nada espera de ti.

No es la originalidad lo que le da vida a un poema, es más bien al contrario.

El secreto puede ser compartido sin dejar de ser secreto, y el misterio comunicado sin dejar de ser misterio.

Haz silencio en tu lector.

No me estoy yendo de ti, me estoy yendo hacia mí, sin alejarme.

Para Magdalena: Ensartar una aguja es iniciar un camino.

El recuerdo regresa, la memoria persiste.

Cuando se me traba la lengua hago versos. A veces se destraba, a veces se traba más. Pero siempre me dice (al menos algo de) lo que quería decirme.

¿Qué es la felicidad sino una sombra que a veces ilumina?

Que caos no es profundidad/ ni dolor voluntad de hacer daño,/ quédame claro.

Soñé que nada soñaba/ y que de ese no soñar/ ya tampoco despertaba.

No vine a que me callaran,/ pero si hablara de más…/ Cállome ya.