Descontrol militar
emeí Verdía Zepeda tiene 35 años, pero su apariencia es la de un joven veinteañero. De complexión delgada, moreno y de estatura media baja, vestido casi siempre de mezclilla, camisa a cuadros y su infaltable sombrero, no es fácil imaginarlo al frente de la policía comunitaria de Santa María Ostula y de las autodefensas de los municipios de Aquila, Coahuayana y Chinicuila, región bajo el fuego de Los caballeros templarios en la costa de Michoacán.
Hace un año y cinco meses, Verdía fue elegido en asamblea comunitaria para encabezar su autodefensa. En este breve periodo estuvo en varias ocasiones al filo de la muerte. Libró tres emboscadas, la más reciente, denunció la comunidad, “planeada por miembros del gobierno estatal, municipal, mineros y lugartenientes de los llamados Caballeros templarios”. El domingo 19 de julio, a las 10 de la mañana, Verdía fue detenido en La Placita por elementos del Ejército. La indignación del poblado nahua los hizo detener a militares y obstaculizar su paso. Luego los uniformados abrieron fuego contra la población, no sólo contra los retenes de la comunidad, y una bala fulminó a un niño de 12 años, mientras otra niña de seis años resultó herida y otros cuatro adultos fueron lesionados.
¿Qué hay en las tierras de Ostula? Transnacionales y gobiernos las quieren para proyectos carreteros, puentes, planes turísticos, minas y demás programas de privatización de tierras. Para el crimen organizado son estratégicas para el tráfico de enervantes. Todos las codician, pero pertenecen a los nahuas. Su defensa les ha costado el asesinato de 32 de sus compañeros, más amenazas, desapariciones y constante hostigamiento. A tal grado llegó la violencia en su contra que muchos tuvieron que salir de sus tierras, entre ellos Verdía. Fue el 8 de febrero de 2014, cuando regresó a la comunidad el primer cuerpo de su guardia comunitaria, integrada sobre todo por los exiliados, la población los recibió con vítores, hicieron asamblea con la participación de mil 200 personas y volvieron a constituirse. Ahí fue elegido Cemeí como comandante.
La tensión en Ostula no es menor. La detención de su dirigente destapó una vez más el descontrol del Ejército Mexicano. Y también la resistencia de un pueblo que se niega a rendirse, pues en junio de 2009 recuperaron las tierras que estuvieron en poder de los invasores de La Placita.
Justicia para el niño Hidilberto Reyes, castigo a los autores materiales e intelectuales de su asesinato, libertad inmediata de Cemeí Verdía, garantías para su guardia comunitaria, y respeto a las tierras de la comunidad son condiciones mínimas para una reconciliación seria.