Fueron militares quienes dispararon después de un bloqueo carretero, aseguran
Martes 21 de julio de 2015, p. 8
Aquila, Mich.
Familiares del niño Idilberto Reyes García, quien falleció el pasado domingo en Ostula, tras recibir un impacto de bala en la cabeza, aseguraron que fueron militares quienes dispararon y mataron al menor, además de que dejaron lesionadas a otras cuatro personas.
Edith Balviera, tía de Idilberto, informó que después de que comuneros se enteraron de la detención del líder nahua Semeí Verdía Zepeda bloquearon la carretera costera a la altura de Xayakalan, sobre la carretera Lázaro Cárdenas-Colima, así como el entronque con Ostula, El Duin e Ixtapilla. Aseguró que desde temprana hora hubo roces con fuerzas federales y policías de Fuerza Ciudadana.
Después de las 17 horas, en el puente de Ixtapilla –que mantenían bloqueado– hubo agresiones verbales y empujones entre comuneros y militares, situación que subió de tono cuando los soldados incendiaron una camioneta y lanzaron dos bombas de gas lacrimógeno, por lo que mucha gente corrió.
‘‘Los soldados se iban riendo’’
Indicó que un convoy compuesto por unas 30 camionetas militares se dirigía a Lázaro Cárdenas, y a unos 100 metros del puente donde estaba el bloqueo, en un negocio que combina restaurante y tienda, algunos soldados dispararon contra ese inmueble, justo cuando Idilberto, de 12 años de edad, se encontraba dentro comprando pañales; una bala impactó en su cabeza.
En ese mismo edificio jugaba la niña Jeini Natali Pineda Reyes, de 6 años, quien recibió un rozón de bala en la frente. ‘‘Cuando la vi desmayada en el piso pensé que había muerto’’, dijo su tía Guadalupe. Comentó que vio tirado a Idilberto a unos metros de ella, bañado en sangre. ‘‘Cuando dejaron de escucharse disparos corrí hacia él, pero ya casi no respiraba’’, afirmó.
Josefa Ordónez dijo a su vez que en el momento en que los soldados dispararon ella caminaba frente a la casa baleada; su amigo Horacio Valladares la empujó y a él le tocó una bala en la cadera. ‘‘Me dio más coraje porque los soldados se iban riendo’’, dijo Josefa, quien junto con un grupo de mujeres esperó ayer que los restos del niño llegaran a Ixtapilla, pues el cadáver fue trasladado el domingo a un hospital y luego al Servicio Médico Forense de Coahuayana.
Ayer, poco antes de las 14 horas, dos peritos de la procuraduría estatal llegaron en helicóptero a Ixtapilla para iniciar la averiguación previa. Formularon a los pobladores unas cuantas preguntas y después se retiraron a revisar el vehículo quemado, el cual se encontraba en el puente.
Los familiares de Idilberto se reunieron en una palapa en espera de que les entregaran el cuerpo para que fuera velado. Indicaron que los cuatro lesionados, entre ellos Melesio Cristino y Delfino Alejo, fueron dados de alta del hospital de Tecomán, Colima.
El comandante de autodefensas de Ostula, Germán Ramírez, leyó un posicionamiento en Xayacalán a nombre de los grupos de Aquila, Coahuayana, Chinicuila y Coalcomán, donde condenaron el uso de la fuerza pública ante una familia indefensa.
Manifestó que las acusaciones contra Semeí son falsas, porque las armas que portaba se las proporcionó el propio gobierno, y el dirigente de autodefensas nada tuvo que ver con la destrucción de papelería electoral durante los comicios de junio pasado.
‘‘Lo habían citado para ver lo relacionado con la camioneta blindada que le prestó el gobierno después del último atentado (del que fue víctima) hace algunas semanas’’ y entonces lo aprehendieron, dijo.
Ramírez aseguró que luego de la detención de Semeí, elementos de la Policía Federal agredieron a autoridades comunales de Ostula, a quienes les decomisaron sus armas y sus radios.
Dijo que es incongruente que se pretenda castigar a quienes desterraron al crimen organizado de esta región, lo mismo que a los jefes de plaza de la localidad mestiza La Placita; entre ellos Federico González, El Lico, y Mario Álvarez López, El Chacal, ambos libres y protegidos por autoridades.
Los grupos de autodefensa exigieron la libertad inmediata de Semeí Verdía, castigo a los militares responsables del asesinato del menor Idilberto Reyes, así como a quienes golpearon a comuneros y amedrentaron a las autoridades de Ostula.
También pidieron la reparación de daños causados a la comunidad, la devolución de cuatro radios de comunicación y del sello del consejo de vigilancia, así como una pistola y cuatro juegos de llaves, al igual que respeto a las policías comunitarias de Aquila, Coahuayana, Chinicuila y Coalcomán.