Buenos Aires.

La presidenta argentina, Cristina Fernández condenó este miércoles una inusitada acción del juez federal Claudio Bonadío, quien viajó desde Buenos Aires con un grupo de policías de la Metropolitana, que responde al gobierno derechista de esta capital, para allanar una oficina de Máximo Kirchner, hijo de Fernández, en Río Gallegos, Santa Cruz.

Bonadío, uno de los jueces acusados de amparar actos de corrupción durante el gobierno del ex presidente Carlos Menem (1989-1990). tomó una denuncia opositora contra Máximo Kirchner y, en su momento, a la presidenta por presunta falta de declaración en la administración de la empresa Hotesur, que nunca se ha podido probar, y decidió recomenzar esta causa a 27 días de las elecciones internas para candidatos presidenciales.

“Las más poderosas corporaciones económicas y mediáticas que cuentan con el auxilio inestimable de ‘jueces de la servilleta’ (como se nombraba a los magistrados menemistas) o inescrupulosos no nos van a perdonar nunca las transformaciones, la inclusión social, económica y cultural, el desendeudamiento, la independencia, la soberanía y menos la patria recuperada”, escribió en su cuenta de Twitter.

Un vehículo policial y agentes estuvieron prácticamente en el jardín de la casa que la presidente tiene en Río Gallegos, como si fueran a entrar, confirmaron fuentes gubernamentales.

Fernández reprodujo en su cuenta de Twitter la invitación al cumpleaños de su primer nieto Iván y aclaró: No muestro el otro lado de la tarjeta porque está la hora y la dirección de la fiestita. No sea cosa que Bonadío y la Metropolitana de (Mauricio) Macri le allanen el cumpleaños.