La Unesco lo declara paisaje cultural-industrial
Jueves 16 de julio de 2015, p. 4
Montevideo.
Unos 5 mil hombres de varias nacionalidades trabajaban por turnos en la época de esplendor de un gigante frigorífico en Uruguay, construido a orillas del río en el siglo XIX, desde donde se exportaba carne enlatada para los combatientes de la Segunda Guerra Mundial.
Los cambios de propietarios y el paso del tiempo convirtieron el emporio de ladrillo y cemento en una mole vacía condenada al abandono.
Sin embargo, su compleja arquitectura, que aún conserva, y el papel que desempeñó en el desarrollo industrial de Uruguay hizo a la vieja fábrica merecedora de un lugar en la lista de bienes inmuebles y patrimonio de la humanidad como paisaje cultural-industrial
.
Abarca 275 hectáreas que incluyen la imponente arquitectura del frigorífico Liebigs-Anglo, sus instalaciones industriales, los muelles sobre el río Uruguay y el matadero, entre otras áreas
, según el Ministerio de Cultura.