Miércoles 15 de julio de 2015, p. 17
Miles de mujeres migrantes de Centroamérica son violentadas durante su éxodo: en sus lugares de origen, en el tránsito y en las comunidades de destino. Mientras los gobiernos responden con represión, violencia y abuso
, explica Aldo Ledón Pereyra, coordinador de la Mesa Transfronteriza Migraciones y Género capítulo México, la gente las estigmatiza y las asocia al trabajo sexual, al robo o las delega al trabajo doméstico.
Por ello, dicha agrupación lanzó la campaña Todas diferentes, todas con derechos
, para exigir a las autoridades acciones efectivas y diversas
que erradiquen la exclusión y violencia contra ellas. A la sociedad civil dicen Basta de estigmas: no somos malas madres, ladronas, quita hombres u objetos de los que pueden disponer, gozar o violentar
.
Con esta iniciativa diversos colectivos de Guatemala y Chiapas –como Voces Mesoamericanas y la Comisión de la Mujer de Huehuetenango– pretenden que quienes habitan en las poblaciones de esa región fronteriza tengan una perspectiva distinta para que, reconociendo que viven en una región de tránsito, les brinden apoyo
, refirió Ledón en entrevista.
Entre la población que se ve forzada a migrar, las mujeres sufren todo tipo de violencia
. En las comunidades a las que llegan las asocian al trabajo sexual, que pueden robar, y creen que, principalmente las indígenas guatemaltecas, son sólo funcionales como trabajadoras del hogar
.
Padecen no sólo violencia sexual, que es una de las principales, sino económica, de género, institucional, familiar, del crimen organizado y del Estado; además, no tienen acceso a servicios de salud y de justicia
. Se trata de una violencia estructural.